CC Viajando por una de las autopistas de Caracas, nos encontramos con un cartel - de aquellos grandes, verdes, de lujo, colgado orgullosamente bien por encima de la autopista - con tres claras flechas: una, claramente a la derecha, una, claramente al frente, y la tercera, claramente a la izquierda. Pero, en la práctica, la pista se dividía sólo en dos ramales: uno, un poco a la derecha, el otro, un poco a la izquierda. Y ¿ahora qué? Parar no se puede, para evitar un accidente; en un décimo de segundo, supimos que cualquier cosa que hiciéramos sería una lotería pero nos pareció que uno de los dos ramales, aquel un poco a la izquierda, quizás se podría tomar por continuación al frente, que es lo que nos parecía que mejor nos convenía. Lo tomamos como lotería - y perdimos. Nos llevó por lugares inimaginables. Hubo que dar vueltas por un cuarto de Caracas para volver a retomar la misma autopista, volver al mismo cartel de tres flechas, a la misma bifurcación de dos ramales, y entonces, por amarga experiencia, tomar el ramal levemente hacia la derecha que correspondería a la flecha indicando al frente.
Bien, pero ¿a qué correspondería la tercera flecha, la que mandaba a la derecha? Pues, descubrimos que ese segundo ramal que tomamos, a más o menos un kilómetro de la primera bifurcación, se bifurcaba, a su vez, en dos ramales, y era el ramal de la derecha de esta segunda bifurcación invisible, a un kilómetro de la primera bifurcación, que correspondía a la tercera flecha del primer cartel. Frenéticamente cretino, cre-ti-no.
Y qué importantes deben de sentirse los autores de estos desatinos. Cómo nos había advertido, ya en el Brasil, el hombre que había vivido muchos años en Venezuela y estaba asqueado de Venezuela: cualquier Venezolano que tiene algún gorro en la cabeza se cree por lo menos general. Y así lo vemos por el trato mismo que nos dan los policías, ya sea uniformados o secretos.
No nos acordamos si ya mencionamos que la gran mayoría de los indicadores están colocados encima mismo de las bifurcaciones, e incluso ya pasada la bifurcación, de manera que es imposible, para quien no conoce el camino y depende de los carteles, colocarse en el carril adecuado para evitar maniobras peligrosas; y muchas veces, incluso maniobras peligrosas son imposibles, y uno está lanzado hacia destinos desconocidos.
Mañana, lunes 5 de enero, empezará la gran organización de la primera etapa de nuestro cruce trans-Caribe hacia el norte, según el siguiente cronograma del 5 al 16, en teoría factible, dentro de las escasas disponibilidades de barcos y aviones, ya averiguadas antes de salir de Caracas; cronograma basado,
1) en la optimista convicción de que, el 5 de enero, nos esperará la visa de Surinam, en base al placet solicitado en Brasília, y otorgado, según averiguamos telefónicamente desde Manaos a Brasília, y en base a trámites adicionales hechos en el consulado, en Caracas, ya el 17/18 de diciembre, con antelación de sobra;