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Fin del segundo día de borracheras por casi todo el planeta, y fin de nuestros reajustes en el vehículo. El lugar no fue tan tranquilo como hubiésemos esperado y deseado porque, por lo visto, está utilizado por los burgueses del pueblo como parque de esparcimiento - lo que tiene su importancia por lo que va a seguir.
Sucede ¿por qué sorprenderse? que hasta en este lugar innocuo, a orilla del pueblo, utilizado libremente por familias, nos vino a perseguir la policía secreta venezolana.
Estábamos tranquilamente estacionados a la sombra de un árbol, como muchas familias, cada una en otro sitio, tranquilamente arreglando nuestras cosas, cuando apareció, con la celeridad y la frenada aptas del caso, un coche civil del cual bajaron dos hombres, de pantalón y camisa de civil, y uno de ellos nos preguntó, de tono muy poco amable, vale decir agresivo, si éramos turistas. Evidentemente, no el habitual parroquiano en busca de una charla.
• De manera bastante cortante, Karel le preguntó
- "Y ¿quién es Usted para preguntarme?"
• A lo que, con gestos rabiosos, el tipo sacó su billetera, de la billetera, >>una credencial que nos mostró como que era de la guardia nacional. Y >>preguntó
- "¿Están llegando?".
• Como, evidentemente, no estábamos llegando, ya que teníamos muchas cosas >>desarregladas, tanto en el vehículo como a un costado, Karel le dijo que no >>entendía la pregunta.
• A lo que el tipo salió de manera amenazante que no se le viniera con >>evasivas.
- "Pero, señor, si no entiendo una pregunta no la puedo contestar".
• Por qué sorprenderse, documentos.
• Karel le mostró el pasaporte.
• El tipo lo revisó todo, incluso las páginas de los sellos de otros países, >>que no tendrían que haberle interesado en lo más mínimo; incluso el sello de >>entrada a Venezuela con el lugar y la fecha. Con la fecha bajo su nariz, >>preguntó cuándo habíamos entrado a Venezuela.
• Como a Karel no le gusta que se le haga contra-indagaciones como si fuera un >>delincuente, y como no le gusta decir algo de memoria - que siempre puede >>estar equivocada frente a la infalible prueba del sello en el pasaporte, y >>como el tipo era evidentemente una bestia de presa en busca de sangre, Karel >>le contestó que no sabía, que él, el tipo, lo tenía en tinta, sellado en el >>pasaporte bajo la nariz.