Y bajando.
Bajando ininterrumpidamente.
3.500 metros.
3.000 metros. Es curioso ver, a estas altitudes, cultivos de claveles, alcauciles; hay cierta incongruencia entre estos refinamientos y la aspereza general del ambiente. También hay los ya más comunes repollos, cebollas, papas, y otros.
Acabamos de bajar, de un solo tirón, 2.000 metros sobre una distancia de 36 kilómetros. Otro cultivo un poco incongruo en esta aspereza: fresas, fresas, fresas. Compramos un poco para probar. ¡Qué delicia! Fresas de verdad, con sabor de fresas de verdad, con perfume de fresa de verdad. Nada en común con las frutillas de plástico que son las únicas que se vende en Vespuccia y que nos habían asqueado de semejante manjar.
Y bajando, si bien menos intensamente.
Ahora nos toca la capa altimétrica de los cafetales escondidos bajo los grandes árboles de la vegetación natural.
Lamentablemente, desde los 3.500 metros a esta parte, la ruta es, en realidad, una calle ininterrumpida de viviendas y viviendas y viviendas, sin gracia, sin personalidad, sin prolijidad.
Acabamos de desviar unos kilómetros para ver una Madona famosa en Venezuela, que hace competencia a todos los Cristos Redentores, por su tamaño, composición y posición. Además, les gana a todas las demás Madonas por la generosidad de ciertas de sus formas.
Pueblo de Boconó. Con el crepúsculo a la vista, vamos a pernoctar en una calle muy residencial que nos parece perfectamente segura a pesar de estar en Venezuela. Mañana, veremos qué tal es el aeropuerto de este pueblito porque, para mañana y pasado, treinta y uno de diciembre y primero de enero - días de borrachera, querremos quedar fuera de las rutas y, coincidentemente, hacer un gran trabajo de reajuste del contenido de nuestro vehículo para su próximo embarque, sellado en un contenedor se entiende, por mar, hacia nuevos horizontes.
. .
*
▪
Esta mañana, primer día de borrachera, fuimos en procura del aeropuerto. Nos encontramos con algo a medio hacer y totalmente abandonado. Más un descampado que un aeropuerto, pero probablemente el lugar ideal y tranquilo para nuestros propósitos.