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El valle parece ser el jardín de Venezuela, por su variedad de cultivos.

La ciudad de Barquisimeto es, como todas las ciudades venezolanas que conocemos, salvo Caracas, relativamente limpia, aerada, descongestionada - por lo tanto, sin gloria pero respetable.

También sería una ciudad sin pena si no fuera por su catedral.

Un sueño de arquitecto-artista que podría haber sido una joya de arte moderno pero que se volvió una pesadilla, siempre por la misma razón: materiales deficientes, terminación deficiente, con la agravante, aquí, de una total dejadez en mantenimiento y limpieza: focos de luz desprendidos de sus sitios y colgando por los cables; roturas varias; mugre asediando el templo por sus cuatro costados, tanto la mugre común de los cochinos de siempre como restos de materiales de construcción.

Por lo que vimos en varios sitios ya, parece bien pobre el destino de todas las iglesias que quieren seguir la creatividad moderna. Buenas ideas pero pocos medios.

Es difícil describir la forma de esta catedral, por fuera y por dentro, y es imposible fotografiarla cabalmente. Se podría intentar decir que tiene la forma de tocado de un chef de alta cocina, adornado hacia sus cuatro costados por cuatro velos de novias; también podrían ser alas de patos. El altar se encuentra en una elegante plataforma curvilínea justo debajo del tocado de cocinero. Con los materiales y la terminación apropiados, podría haber sido una joya; así, es una lastimosa desgracia.

Las ruinas seculares de los incas tienen más prolijidad, más vida, que esta decrepitud. La única vida, la única sonrisa, las dan, aquí, los pájaros voleteando de banco para feligreses en banco para feligreses, y llenando el templo de sus voces.

Frente a la catedral, o por lo menos al lado que se conviene que es el frente, ya que sus cuatro costados son exactamente iguales, otra buena idea: un altar, al aire libre frente a un anfiteatro.

Pernoctaremos en el aeropuerto, según parece ser nuestra nueva modalidad.

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Hoy, 24 de diciembre, quedaremos quietos en el aeropuerto, trabajando; en esta ciudad de Barquisimeto que también podríamos llamar Ciudad de los Diez Pesebres, que es cuantos pesebres vimos ayer, lado a lado; así como se podría llamar Venezuela, el País de los Mil y Un Pesebres.