También, como ya vimos tantas otras veces en tantos países, sin jamás entenderlo, el misterio de grupos de hombres, cinco, diez, quince, perfectamente aptos para trabajar, no haciendo nada, nada en horas que deberían ser de pleno trabajo. Sin embargo, viven; muchos son gorditos, ninguno parece deprimido, y con toda seguridad no desperdiciarán ninguna oportunidad de alguna fiesta. Quizás sean ellos los más astutos, sabiendo vivir felices con poco, y haciendo poco. Habría que vivir entre ellos para realmente saber.
Estamos en el puerto de Güiria. Aquí, nos esperaban malas nuevas sobre toda la línea.
~ No hay transbordador regular entre aquí y Port of Spain en Trinidad; alguna >>vez hubo uno, pero se descompuso, y nadie se preocupó por repararlo, así >>que, ahora, nada.
~ No hay barco particular que pueda llevar nuestro vehículo y nosotros a Port >>of Spain; todos los barcos, aquí, son pesqueros; sólo personas pueden ser >>trasladadas en lanchas pequeñas, en unas tres horas, lo que no nos ayuda.
~ Finalmente, no hay consulado de Trinidad-y-Tobago en Güiria, por lo que no > hay manera de conseguir la visa necesaria, y que es el punto final en las >>imposibilidades.
Veremos qué se puede hacer desde Caracas.
Por lo menos, nos rememoramos que estamos en la comarca general de este gran promontorio de Paria donde los primeros invasores europeos pos-Vikingos pisaron por primera vez tierra firme del continente americano, claro que 500 años después de los Vikingos.
Esos primeros Europeos, del tiempo de Colón, en América continental, fueron nada menos que el propio Cristóbal Colón y su tripulación. Fue en oportunidad de su tercer y penúltimo viaje a América, en 1498, cuando, en vez de apuntar de Europa hacia las ya conocidas islas del Caribe, aproó un poco más hacia el sur, a ver qué encontraría, y así, después de vislumbrar, tal vez, la costa de Surinam y Guyana, se encontró con la isla de Trinidad y con este promontorio de Paria, antes de poner rumbo hacia el noroeste, hacia la ya conocida Española.
Se dice que donde primero debarcaron, encontraron solamente monos, pero no gente, audiencia muy poco propicia para la solemnidad de "tomar posesión" de las tierras invadidas, por lo que navegaron a otro sitio donde sí encontraron paraborígenes, quienes presenciaron algo que, naturalmente, no entendieron, y menos como intención de robarles sus tierras.
Por la hora relativamente temprana de la tarde, no sabíamos si quedarnos ya en Güiria para la noche o empezar el regreso, y pernoctar en una estación de servicio que habíamos visto a la ida. Para decidir, fuimos a conversar con el >>>>>>>>