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Esta mañana, visitamos la cueva por dentro, mejor dicho, parte de la cueva. Tiene dos problemas y un encanto.

¤¤ Un problema es que la propaganda la canta como

"maravilla natural a nivel mundial; auténtica joya escénica, de belleza majestuosa con su única e increíble variedad de espeleotemas, con sus recintos deslumbrantes y espléndidos; el espécimen espeleológico más completo de la Tierra."

Pero el turista no ve nada de lo susodicho; sólo los primeros 1.500 metros de unos 10.500 metros de corredores, aquellos 1.500 metros que fueron destrozados, saqueados, por los vándalos de siempre antes de establecerse la protección legal; mientras las supuestas maravillas que quedan, duermen en las partes vedadas al común de los mortales como si no existieran; de manera que, en vez de lo prometido en los folletos, el turista ve sólo las ruinas dejadas por los vándalos; o muy mejor dicho, tampoco lo ve mucho porque está demasiado ocupado en no perder equilibrio en el barro y las piedras en la semi-oscuridad de una lámpara de querosén; porque ahí está el otro problema.

¤¤ El otro problema es la irreductible incompatibilidad entre una iluminación adecuada para ver lo que queda por ver, y el ciclo biológico de la cueva. Ahí, no hay solución.

Indagando un poco más en detalle, se aprende que, en realidad, no son los pájaros la dificultad irreductible en la iluminación sino que es la flora y, en cadena, todo el ciclo biológico de la cueva, salvo los pájaros.

Manifestamos a nuestro mentor-espeólogo que quizás se podría abrir al público aunque sea sólo un ramal de la parte ahora vedada ya que se encuentra más allá de los 750 metros de penetración de los pájaros, por lo que se lo podría iluminar para beneficio del público sin molestar a los pájaros; él nos dijo que esto tampoco puede ser porque, si bien es cierto que, ahí, la luz no molestaría a los pájaros, suscitaría el crecimiento indebido de toda clase de micro-organismos vegetales, los que, a su vez, tendrían influencia sobre otra flora, y también la fauna, de la cueva, las que, a su vez, tendrían influencia sobre otra, etc. etc.

¤¤ El encanto es, justamente, el barro, las piedras, la poca luz, dirigida casi exclusivamente a los pies, y por lo tanto lo poco que se ve fuera de dónde se pisa - salvo que uno se detenga para inventariar las novedades: el agua que gotea en muchos sitios, incluso sobre los visitantes, el olor del guano de los pájaros, los gritos de los pájaros enojados por la presencia humana, y más allá de estas primeras e inevitables impresiones, las abundantes fauna y flora; fauna, de roedores, arañas, centípedos, y otros animalitos; de los cuales nosotros mismos vimos en buena cantidad desde ratones ciegos hasta peces ciegos, pasando por una cantidad sorprendente de insectos; y flora, de tallos lívidos que crecen de las semillas traídas por los guácharos sobre una >>>>>>>>