Ahora, corre entre dos paredes de vegetación, por lo que nada ocupa la mente.
La mente no puede quedar vacía. Se fue de vuelta al Brasil, y trajo dos últimas anotaciones referentes a ese país.
> Hay, en Brasil, tres maneras de pronunciar la R, que no se reflejan en la escritura. Una manera, sumamente gutural, como en "Roraima", la última región del Brasil donde estuvimos. Una manera, bastante vibrante, como en la primera R de "Rio de Janeiro". Y una manera, suave, como en la segunda R del mismo topónimo. Se podría dar una sugestión gráfica, escribiendo: Rhorhaima, Rrio de Janeiro. Tres pronunciaciones de la R, es mucho para un idioma.
> Hay, en el Brasil, dos maneras de dirigirse a un extraño. Una manera es tratarlo de O senhor, o A senhora, y la otra manera es tratarlo, o tratarla, de Você. No se procura mantener una diferenciación entre extraños e íntimos, como es el caso de tú y Usted en castellano, porque ambos, O senhor y Você, se dirigen a extraños. En teoría, O senhor, A senhora, es lo educado de antaño, por lo tanto antiguado y a contrapelo, y Você es lo moderno, por lo tanto lo inmejorable, con una insinuación de informalidad democratizante y de camaradería al instante.
Mucha publicidad, tanto escrita como hablada, se dirige al público con Você, pero, en la práctica, es impensable dirigirse a ciertas personas de otra manera que con O senhor, A senhora. Podría ser un obrero, un profesional o un comerciante. Y asímismo, sería impensable dirigirse a ciertas personas de otra manera que con Você, podría ser un obrero, un comerciante. De manera que esta dualidad de O senhor, A senhora, y Você, implica una odiosa evaluación al instante de la respetabilidad del interlocutor en base a edad, posición social, dignidad de comportamiento, o simplemente una impresión imponderable.
No hay inconveniente en dividir a la gente en extraños e íntimos, al contrario; por ello nos parece una deficiencia fundamental del inglés moderno el haber abandonado el tuteo de "thou" y el haber reducido todo el mundo a un solo you. ¿Dónde está la diferencia, entonces, entre dirigirse a un querido amigo y dirigirse a un extraño en la calle; y nos parece una tremenda pérdida para los jóvenes anglófonos llamarse you el primer día que se ven, y llamarse you cuando se enamoran, en vez de poder llamarse Usted el primer día que se ven y cambiar románticamente al íntimo tú cuando se enamoran. Pero, por otra parte, todos los extraños se merecen igual respeto; todos los íntimos se merecen igual respeto; y todos los extraños e íntimos se merecen igual respeto, lo que no ocurre con la dualidad estimativa de O senhor y Você.
Acabamos de hacer un desvío al villorrio de El Dorado.
El Dorado - este El Dorado - tiene una historia de acopio, de oro y de rumores, emanando de las vastas zonas lindantes, todavía inaccesibles por medios prácticos.