tanto, una parte, bajo el nombre de Virreinato de Nueva Granada; y la presente nueva parte de la Nueva Andalucía será bajo el nombre de Capitanía General de Venezuela.
Por el hecho de que nosotros mismos estamos llegando desde el profundo interior del continente, nos preguntamos cómo concebían los administradores coloniales españoles aquel confín de sus divisiones jurisdiccionales que no era ni el litoral, conocido, ni las primeras leguas de los deslindes entre las varias unidades jurisdiccionales, también físicamente conocidas, sino el fondo de todo, hacia los desconocidos, abismales, alcances del interior. ¿Establecían algún límite basado en alguna consideración o dejaban el trasfondo de sus divisiones abierto por lo que pudiera suceder?
Nos preguntamos dónde estamos nosotros, ahora, dentro de los conceptos de esos administradores detrás de sus escritorios en sus despachos.
. .
*
▪
Esta mañana, hay ambiente de vacaciones en el aire. Todo contribuye a refrescarnos como no ocurría desde Baía de Janeiro.
La topografía es de ondulaciones de gran amplitud, muy sosegadoras, a su vez, hechas más variadas, y por lo tanto más interesantes, por ocasionales lomitas menores y algunas mesetas contrastadamente escarpadas.
Como la vegetación, mayormente, se reduce a un páramo de pasto duro y corto, se puede disfrutar de grandes vistas descansadoras como no vimos en mucho tiempo. Nos sentimos inescapablemente en el altiplano andino que tanto nos agradó. Claro que el pasto, aquí, es un poco más verde, y hay, aquí, mini-selvitas en ciertos pliegues de la topografía, y boscajes, matas, de palmeras, preferentemente en los espacios más abiertos, como no se podría soñar ver en el altiplano. E, inversamente, aquí, faltan las llamas del altiplano. Pero la similitud se impone; incluso, a veces, vemos, en las lejanías, los meandros subiendo y bajando del camino que tendremos que recorrer dentro de cinco o diez minutos, así como ocurría en los Andes.
El aire es revigorizante como nos habíamos olvidado, en el bañomaría brasileño, que podía serlo. Claro, aquí, en el paralelo 5 norte, que acabamos de cruzar, nos estamos alejando del Sol que todavía está paseando por el hemisferio sur. Pero es, sobre todo, la altitud que produce la diferencia. Estamos andando en los mil metros.
También el camino mismo contribuye. Es cierto que, la mitad del tiempo, hay que andar con la habitual gran cautela entre 15 kilómetros y 1 kilómetro por >>>>>>>>