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Pero los demás no aprenden. Siguen como malditos huyendo del infierno. ¿Cuántos millones en moneda fuerte y cuántos circuitos super-electrónicos hace falta para remediar este subdesarrollo?

Según los mapas, los últimos 40 kilómetros antes de Boa Vista tendrían que ser de asfalto, pero, con la experiencia de los centenares de kilómetros entre Humaitá y Manaos, que los mapas indican sin la menor vergüenza como de asfalto, nosotros ya no creemos nada que no hayamos visto con ojos propios.

Anoche, dimos una rápida pasadita a las ondas radiofónicas. Encontramos una sorprendentemente nutrida presencia de emisoras venezolanas, y una emisora, en inglés, de Georgetown.

Recién, nos encontramos con una tortuga deambulando por el camino, casi a la misma velocidad nuestra. Quisimos saludarla entre congéneres y tomarle una fotografía, pero la muy antisocial se retrajo dentro de su fortaleza móvil.

Por lo menos, pudimos admirar la maravilla de hechura y funcionalidad del carapacho:

«» las finas estrías de los variados polígonos, pentágonos, hexágonos, encajando perfectamente en la cúpula del dorso; las cuñas triangulares rellenando los espacios entre los últimos polígonos laterales de la cúpula, para formar una unión sellada con la placa abdominal;

«» esta placa abdominal, con su proa ligeramente curva hacia arriba para resbalar por sobre obstáculos en vez de engancharse en ellos; y con su popa recortada justito para dar paso, a las dos patas traseras, por sus orificios propios, y a la cola y el trasero, por su orificio propio; placa abdominal, también, con la perfecta oclusión del orificio delantero por las patas replegadas para proteger la cabeza;

«»  uno se sorprende, haciéndose la trillada pregunta de si es esto la obra de un astuto estratega o una ciega ocurrencia la que ni sabe que ocurrió.

Sí, a los 40 kilómetros antes de Boa Vista, empezó el asfalto y, por añadidura, del bueno, aun cuando yendo de nada a nada, ya que, después de Boa Vista, serán otra vez centenares de kilómetros de ruta pionera. Lo estamos devorando, el asfalto, a la embriagadora velocidad de 70 kilómetros.

Así como Manaos resultó ser una ciudad mucho mayor de lo que pensábamos, así, Boa Vista resulta ser un pueblo mucho mayor de lo que pensábamos. Boa Vista se presenta como un conjunto urbanístico muy superior a la mezcolanza apretada de Manaos. Aquí, hay un plano rector con muchos espacios vacíos. Es una ciudad todavía de plantas bajas. El clima parece más llevadero que en Manaos: menos calor, menos humedad y bastante vientito.