Parece que hay potencial para más cosas malas en el Brasil de lo que sabíamos, y parece que es tiempo para seguir viaje.
Respecto a los paraborígenes, consolidamos y adoptamos una opinión y una actitud que se nos iban formando desde Brasília, a saber que no vamos a tratar de visitar a paraborígenes prístinos porque llegamos a la conclusión de que, por una parte, aquellos paraborígenes que se puede visitar son los ya aplastados, que aceptan cualquier cosa, y de que, por otra parte, los prístinos no se puede visitar porque ya no hay paraborígenes al mismo tiempo libres y acogedores, porque ya no hay paraborígenes inocentes de la codicia y de la crueldad del mundo externo.
Además, aun si, por algún milagro, pudiésemos entrar en contacto con paraborígenes prístinos y acogedores, ¿qué derecho tendríamos nosotros a agregar nuestro peso a la marea blanca que los va ahogando a todos?
Y ahora, otra cosa; algo que no sabemos por dónde agarrar.
Con cuántas tesis, ponencias, sugerencias, teorías, hasta aseveraciones, todas con rasgos de alta fabulosidad, hemos tropezado ya durante esta Expedición, todas, relacionadas con contactos extra-continentales, incluso, en casos efervescentemente fabulescos, relacionadas con contactos extra-terrestres - de todos cuantos supuestos acontecimientos uno solo hasta ahora fue aceptado, después de larga, empecinada, oposición con buena dosis de ridiculización, en el acervo mundial de eventos factuales comprobados - así, al azar de la memoria, los contactos ibero-púnicos en Nueva Inglaterra; los glifos micmacs descendientes de glifos egipcios, en Nova Scotia; los Vikingos en Terranova y alrededores; los antiquísimos Chinos en la costa pacífica, y su interior, de América del Norte; las esculturas mayas de facciones asiáticas, en Copán; todos los palpables fantasmas chinos en Ecuador; la planicie de Nasca, la península de Paracas, en el Perú; los incas como descendientes de Vikingos; los Vikingos en Paraguay; y, más recientemente, la navegación peri-africana desde el mar Rojo a la piedra de Paraíba; todos casos que - cualquier cosa se pueda pensar de su potencial, plausibilidad, ridiculez, y ya que nuestro propósito no es filtrar y anotar sino percibir y anotar, no por mérito sino por mera existencia - todos casos que se merecieron su nicho en nuestras Crónicas; pero lo que encontramos ahora, acá, en Manaos, ya pasa de nuestra paciencia.
Sin embargo, tiene su fascinación propia porque es una concocción, un fraguado, de todo lo siguiente: de acontecimientos tan recientes que son contemporáneos; de contactos extra-continentales de este siglo XX pero en circunstancias tan misteriosas que los hacen tan misteriosos como los contactos extra-continentales antiguos; de contactos extra-continentales precolonenses; y de dos contactos extra-terrestres, el primero, hacia 13.000 a.C.
Vamos a empezar, en cronología invertida, con lo más reciente.