Esta mañana, el día tenía que haber empezado sin novedades. Sólo prepararse tranquilamente, no olvidar los documentos preparados desde la víspera, y tomar el avión. Pero no.
Resulta que, ayer, teníamos una cita a las 8 de la mañana en el Museo do Indio para tomar unas fotografías. ¿Qué tiene que ver eso con el avión de hoy? Nos presentamos en el museo a las 8 en punto, pero no. Eran las 7, y el museo, cerrado. ¿Las 7? Sí, la ciudad de Manaos, según nos enteramos, desafía, quién sabe por qué, la hora oficial del Brasil e impone su propia hora. Muy bien. No importaba. Pasada la sorpresa, cambiamos nuestros relojes. Siempre tenemos algo que hacer, mientras tanto.
Pero hoy, mientras Karel se preparaba, unas tres horas antes del vuelo, escuchamos una llamada a presentarse para un vuelo por la misma línea, al mismo destino. No sabíamos que había otro vuelo tan cerca del de Karel. Karel fue a olfatear. La novedad fue que no eran las 5 de la madrugada sino las 6. ¿Las 6? Mientras en Manaos eran las 5 - según lo del museo de ayer - en su aeropuerto ya eran las 6 ... porque éste sigue rigiéndose por la hora oficial de Brasil. Brutalmente desmoronada, nuestra linda beatitud. Y nosotros, que habíamos planeado tener todo listo, y presentarnos a las 6, primeros en la fila, para asegurar a Karel un buen asiento. Karel corrió a asegurar el asiento, para hacer lo demás luego, y luego embarcar.
- No, señor. Una vez elegido el asiento, no se puede más salir de aquí.
- Pero ¿dónde se ha visto eso?
- Señor, una vez elegido el asiento, de aquí no se puede salir.
Así, con un golpe bajo y con un remate, cortesía de Manaos, empezó este día de hoy.
Volando.
Volar, por lo menos volar así como ahora, es, por lo visto, otra manera de ampliar el conocimiento de un país.
Visto en el diario de hoy, distribuido a bordo:
*»* título de un artículo sobre la campaña electoral: "en el vientre de la >> barbarie";
*»* editorial: "la campaña llegó a su nivel más sórdido";
*»* informaciones: "hasta ahora, seis muertos en la violencia de la campaña, y >>>promesa de más; una bomba explotó en el escritorio de un candidato".
Todo eso, ya no lo decimos nosotros, lo dicen ellos.
Y en Vespuccia, las cosas no son menos deprimentes.
Por una parte, según el mismo diario, hoy, hay elecciones allá; pero se calcula que una máxima de 25/oo de los electores vencerá la apatía y votará; >>>>>>>>