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celebradas en Nuevo México, Canadá y Panamá - todo lo cual nos hace acordar de los anhelos y esfuerzos análogos contra opresiones similares, mayormente en Vespuccia, también en Canadá.

Ahora sí, a adentrarnos en nuestro primer estado de Mato Grosso, el del norte, hacia Cuiabá, pues.

La ruta hacia Cuiabá, de la cual teníamos información de que está recién asfaltada - información a la cual, naturalmente, no dimos ninguna credibilidad hasta haberlo visto - realmente se presenta asfaltada; y lo que es más, incluso tiene todos sus puentes hechos y pasables.

La topografía - ya parece inútil repetirlo en este Brasil - es ondulada, ofreciendo amplísimas vistas hacia el infinito, puntuadas, en este momento, de mesas, dominando, como islas, un mar no existente.

La vegetación, o sea el uso de la tierra, sigue siendo ni gato ni liebre.

El crepúsculo nos encontró cerca de una cancha de balompié al costado de una aldehuela con tan pocas chozas - con techos de palmas - que seguramente hasta los abuelos tienen que salir a la cancha para completar los equipos. Aquí, vamos a pernoctar.

¡Qué día!

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Esta mañana, antes de viajar, antes de olvidarnos, volviendo a lo de Xingu, dos cositas.

No hay que tomar muy en serio la ortografía de las varias etnias. Es solamente la representación gráfica de sonidos sin tradición etimológica escrita. Por ejemplo, el famoso nombre que nosotros escribimos Cren-Acarore, lo vimos escrito en todas las siguientes variantes:
1) la primera sílaba, como Cren, Creen, Cran;
2) la última e, con y sin acento;
3) todos los sonidos C escritos K;
4) toda la denominación, así, en dos palabras, o en una sola palabra, como ser >> Krenakarore.

Así que tolerancia es de rigor.

•• Nos parece sumamente llamativa la proporción, en el Xingu, de menos de 1.900 personas, según datos recientes, de 1980, y 2.642.000 hectáreas; ¡unas 1.400 hectáreas por cada persona!; una temática para todo un simposio de expertos en muchas disciplinas, con garantía de acalorados debates.