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… Primero, con magnífica generosidad, se les concedió a los paraborígenes de la zona un territorio que, de todos modos, ya era de ellos desde tiempos inmemoriales, unas 2.176.000 hectáreas a lo largo del alto río Xingu. Con carácter de "inviolable" Parque Nacional. Con prohibición de acceso por Blancos - excepto por avioneta con permiso especial.

Pero, un buen día, en 1968, se construyó una ruta desde el sureste hasta la proximidad de la reserva para "ayudar a los indios".

Y un buen día, a alguien se le ocurrió que esta nueva ruta, sería lindo prolongarla hacia el noroeste, hacia Cachimbo - si no fuese por esa maldita reserva india. Claro, se podría contornar la punta norte de la reserva y respetar la solemne palabra dada a los indios. Pero derechito es tanto más lindo que encorvar alrededor de esos indios.

… Así que, un buen día, el 12 de julio de 1971, se impuso a los "indios" en su supuesto santuario, y contra la palabra empeñada: "Vamos a hacer un trueque; a cambio de la punta norte de su reserva inviolable, les vamos a agregar un territorio en la punta sur de su reserva; incluso, les vamos a agregar unas hectáreas más, de yapa, para un nuevo total de 2.642.000 hectáreas.

Lo que, naturalmente, nadie se empeñó en destacar, es que el territorio confiscado era selva propicia a los paraborígenes y que el territorio agregado es campo abierto y pobre, y, de todos modos, ya ocupado por pobladores.

/\/\ En cuanto a los antiguamente temibles Xavantes, anteriormente semi-nómadas en el valle del río das Mortes, no sin antojos de correrías contra territorios de sus vecinos, aprendimos, de sus propias bocas, que hoy son totalmente amansados, aculturados y - según pudimos entender indirectamente por la manera cómo hablaban - orgullosos, por lo menos nuestros interlocutores, de serlo.

Hoy en día, los Xavantes se encuentran diseminados por seis zonas con demarcación oficial, en tamaños desde 67.000 hectáreas a 329.000 hectáreas, en parajes como esta Barra do Garças, Agua Boa, Paranatinga, Nova Xavantina.

/\/\ En cuanto a la ilha do Bananal, aprendimos que se puede alcanzar por tierra por un desvío de unos 120 kilómetros hacia el este desde la susoreferida ruta sur-norte.

Pero en cuanto a los Carajás de hoy en día, que tienen la isla - bueno, parte de la isla - como su centro de operaciones, aprendimos que lo tienen todo arregladito para las visitas turísticas; que tienen sus pueblos cercados de alambrados; que se los puede visitar solamente por cita - malas lenguas dicen que para que tengan tiempo para disfrazarse de indios; que, en realidad, tienen dos tipos de aldeas, un tipo, donde reciben a los turistas, y otro tipo, donde realmente viven.