Es que este corral está cercado por agua por todos los lados salvo el lado por donde entramos nosotros. Es la península sin la cual no habría lago Huron, ni lago Erie, ni lago Ontario; sin la cual no habría cinco Grandes Lagos sino solamente tres. Es curioso ver cómo esta península, con sólo dos tentáculos, crea tres de los famosos cinco Grandes Lagos.
El primer interés dentro de esta península, dentro de este corral de las heterogeneidades, es que estamos viajando por territorio que era de los paraborígenes Tsonontounenes/Hurones.
Es en este territorio, pues, que nació el profeta Decanahuida o Degandahuida, chispa iniciadora de los Estados Unidos de Iroquoia, a su vez, prototipo de la maquinaria política de los Estados Unidos de Vespuccia, y agente polinizador de los fermentos revolucionarios comunistas de principios de este siglo XX, según ya vimos toda su historia. Hay general coincidencia en que, más precisamente, nació a orilla del lago Simcoe al cual justamente nos estamos acercando.
Y es también en este territorio que nació otra idea de reverberaciones lejanas. La idea de los Jesuitas de organizar los paraborígenes en núcleos autárquicos para poder, al mismo tiempo, mejor enseñarles el modo de vida europeo - incluyendo la religión cristiana naturalmente, y mejor protegerlos contra los abusos y las explotaciones por parte de los Europeos en América.
Lo curioso es que, así como la filosofía política del profeta hurón no prosperó aquí en Huronia, si bien floreció luego magníficamente en naciones vecinas, así esta filosofía sociológica de los Jesuitas no prosperó aquí en Huronia, si bien luego floreció magníficamente en Paraguay - donde parece que hay todavía restos tangibles, que esperamos llegar a ver más adelante en la Expedición.
No más carretera. Una autopista urbana. No más aire limpio, por lo menos limpio a la vista. Un velo de contaminación. Y estamos todavía a unos sesenta kilómetros del centro de Toronto. Qué barbaridad.
Considerando que ya pasamos del mediodía, y que todavía falta para llegar al centro de Toronto y para orientarnos, vamos a dejar nuestras visitas de duración potencialmente larga para mañana y vamos a aprovechar el tiempo no ilimitado que va quedando, para una visita de duración más previsible.
\TR/ Una de nuestras varias metas en Toronto es el Royal Ontario Museum of
Archaeology porque, según se dice, allí se guardan unas armas y herramientas vikingas descubiertas en Beardmore, cerca del lago Nipigon, y queremos averiguar si es cierto que tales hallazgos realmente existen y si el museo realmente los tiene.
Los vikingófilos, a más de no dudar de la autenticidad de los artefactos, hacen notar dos cosas.