oficiales en el eje recto, con el interés de su apreciación, tanto desde cerca, como desde lejos, y desde varios ángulos, en vez de sólo desde una estrecha plazoleta. Brasília es, pues, una ciudad sumamente aerada, aun en los estanques residenciales; las casas de departamentos no amurallan sus plantas bajas para fines utilitarios, quedando éstas abiertas a los cuatro vientos, y a las vistas de los transeúntes.
» Otra característica sería el radicalismo de la segregación geográfica legal de las funciones sociales en la sociedad; destacando no la segregación sino su radicalismo con carácter institucional; ya que cualquier ciudad en general tiene alguna segregación parcial de facto de funciones sociales - nunca se encontrará embajadas o museos entre fábricas, y así sucesivamente, aun en ciudades donde, por otra parte, se encontrará cierto tipo de comerciantes y artesanos en barrios residenciales de alta categoría, cierto tipo de comerciantes y artesanos en barrios residenciales de menor categoría, y así sucesivamente, de manera que, en esas otras ciudades, hay una maleabilidad en la adaptación de los varios núcleos sociales entre sí que beneficia a todo el mundo, lo que no vemos en Brasília.
La segregación impuesta en Brasília seguramente hace las delicias de los teóricos del urbanismo super-extra funcional. Pero, en la práctica, nos parece ... impráctico y deprimente.
Cuando ya creíamos haberlo visto todo, nuestras andanzas nos llevaron por un sector donde no había otra cosa, lado a lado, que iglesias, aparentemente todas las iglesias de Brasília, salvo, se entiende, la catedral oficial y un par de otros templos. Concentrar todas las diversiones en un sector, todos los hoteles en otro sector, todos los bancos, en otro sector, y así sucesivamente, ya parece extraño, pero concentrar en un solo sector todas las iglesias, que tendrían que ser más parte del horizonte diario de un creyente que un hotel o un banco o una sala de diversiones, ya parece fanático.
» Por lo demás, la realidad de Brasília - que podría haber sido, y todavía, bajo ciertas condiciones, podría ser, gloriosa - ni siquiera alcanza a ser respetable; o, se podría decir que es interesante, con la lástima de no haber alcanzado su plenitud por cuestiones no de principios sino de detalles.
Llegar a algún sitio es una odisea. Aun cuando se ve, por los espacios abiertos, adonde se quiere llegar, no se sabe cómo llegar porque muchas bifurcaciones que parecen llevar en una dirección deseada dan vueltas imprevistas, como, por ejemplo, el principio de una curva, que puede seguir en la curva iniciada, pero puede seguir en una contra curva, o puede enderezarse en línea recta y llevar, en realidad, en direcciones diferentes de la deseada; y no se sabe cómo llegar porque muchas calles que, aparentemente, llevan exactamente a donde se quiere ir son sólo entradas a barrios residenciales sin salida; varias veces nos encontramos como peces en una trampa. En las calles >>>>>>>>