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Llegamos, por fin, a las formas pétreas de Sete Cidades; ya al crepúsculo.

Aquí también, el acceso se hizo más fácil que antaño.

Así como, antes de la Expedición, la carretera entre Alaska y el sur de Canadá era de ripio, pero nosotros la encontramos pavimentada; así como la península de Baja California era un infiernillo famoso entre los aficionados a manejar en condiciones difíciles sin necesidad de hacerlo, pero nosotros la encontramos recorrida a todo su largo por una fácil carretera asfaltada; aquí, no hace mucho, para llegar a estas Sete Cidades, hacía falta recorrer 16 kilómetros en doble tracción, pero nosotros llegamos por camino de tierra no peor, más bien indudablemente mejor, que muchos de los trechos de supuesto asfalto que nos tocaron anteriormente en el día.

A primer vistazo, se puede decir tres cosas; que, por la vegetación que aisla los amontonamientos pétreos, no se puede tener un concepto visual del plano global; que, más que de ciudades, habría que hablar - siempre que se quiera seguir con la analogía de edificios - de recintos, por lo reducido y compacto de cada grupo de formas pétreas; y que estas formaciones son realmente diferentes de las habituales formaciones geológicas.  Mañana veremos.

En la soledad, en el silencio, a pernoctar.

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Vimos.  Las impresiones de ayer valen.

Se puede agregar lo siguiente.

Entrar en este mundo, que no se sabe cómo llamar para no pecar de prejuicios, es entrar en un mundo de misterio y de esquizofrenia.

- El misterio, lo da la densa vegetación que rodea todas las formaciones; ocultando las más bajas salvo que uno se encuentre ya a su pie, y dejando sólo entrever, desde cierta distancia, las más altas; de manera que no se puede lograr un concepto general del terreno. Cada paso es un paso de descubrimiento.

- La esquizofrenia, la da la permanente tirantez entre dos impresiones contrarias. Con cada paso, uno exclama, aunque sea interiormente, eso es absolutamente como construcciones humanas; pero, con cada otro paso, uno ve claramente que no, que son formaciones geológicas. Alternadamente, uno se asombra por el aspecto de edificios de mano humana, y se rinde a la realidad de que no, de que son formaciones geológicas.