Ojo: los diamantes y el oro expuestos son falsos - por la duda.
Hay también una colección de minerales extranjeros, desde Afganistán a Argentina. Qué impresionante es ver un pequeño pedazo de molde mineralizado de madera con toda el aura de una vidriera de museo después de haber pisado miriadas de ellos allá, en la Argentina.
Un museo más atrayente, ameno, interesante, que otros museos de minerales; de gran valor mineralógico para quien no gusta de arte, y de gran valor artístico para quien no gusta de ciencia - tan atrayente si no más, a su manera, con sus piedras, en inmensa mayoría, plebeyas, como la colección de piedras preciosas que vimos, y ciertamente admiramos, en Baía de Janeiro.
La ciudad misma, si bien con cariz de metrópoli - con sus muchos edificios altos y modernos - no es demasiado grande. Además, da una impresión de espaciosidad. Es una ciudad planeada como copia de Washington, se dice; mas, a nosotros nos parece, de manera mucho más prosaica, que se basa en el mismo esquema que la ciudad de La Plata, cerca de Buenos Aires - de Argentina, hay que especificar ya que hay tantos otros: el esquema de una red cuadriculada de calles, encimada con una red cuadriculada en diagonal de avenidas.
[5] Quinta etapa en esta misma región: el pueblito de Sabará.
Otro pueblo de calles y callejuelas empedradas, subiendo y bajando aclives y declives bastante pronunciados; de la época colonial, y por lo tanto, infaltablemente, con iglesias coloniales; muy felizmente, sin la turba de turistas y chupa-turistas de Ouro Preto.
Vimos dos iglesias muy inordinarias: Nossa Senhora do Ó, y Nossa Senhora da Conceição; ambas tienen desafiantes, ya no influencias sino invasiones asiáticas mezcladas con su barroco.
. La primera iglesia tiene no sólo madonas con ojos alargados que podrían ser un desliz asiático casi subconsciente; sino también cabezas de dragones cuidadosamente camufladas entre volutas aparentemente innocuas, lo que ya denota intención, aunque cautelosa; y también descaradas pinturas de pagodas de varios tipos, y de mandarines, lo que evidencia un deliberado esfuerzo para imponer un estilo. Y, por fuera, su campanario es reminiscente de pagoda.
El campanario/pagoda
.. La segunda iglesia no tiene pagodas, mandarines, ni dragones, sin embargo logra sobrecoger con un ambiente de barrio chino; y, no satisfecha con sólo ideas, posee una muy real puerta importada de Macao, con sus finísimas decoraciones asiáticas.
Se entendería una que otra filtración de lo asiático en lo portugués en América, ya que los Portugueses ya habían invadido territorios en Asia antes >>>>>>>>