la mayoría de los 3.000 casos anuales que atiende no viene de algunos lugares remotos del Mato Grosso o de la Amazonia, sino de acá mismo, de las zonas vecinas del Gran São Paulo.
Es notable e inspirador que, como varias otras empresas grandes que ya vimos durante esta Expedición, ésta también empezó con no mucho más que empeño y fe; improvisada en la fazenda Butantan, en medio de los campos que, eventualmente, fueron tragados por São Paulo.
ß Por otra parte, aprendimos y/o vimos las siguientes cosas.
~ Cada mamá-cobra produce entre 15 y 90 cobritas por año; pero de éstas sobreviven, felizmente, sólo un 5 a 10/oo.
~ En el Instituto, se da de comer a las cobras una vez cada veinte días; en la naturaleza, comen cuando consiguen algo, que puede ser dos festejos uno tras el otro, o nada durante meses - no infrecuentemente hasta tres meses. Una cobra puede sobrevivir seis meses sin comer.
~ Cuanto más hambre una cobra tiene, más veneno tiene, y viceversa.
~ La cobra con mayor estadía en el Instituto ya lleva 13 años, pero hay laboratorios donde las cobras llevan 30 años en cautiverio. Las cobras con menor estadía llevan apenas unas horas - son las que vimos llegar mientras estábamos.
~ La cobra brasileña más peligrosa es la coral, no por su incidencia de accidentes, que es sólo del 1/oo, sino por el peligro de su veneno cuando ocurre una picada. Por otra parte, es reconfortante saber que hay otras corales, las falsas, que tienen la misma apariencia externa que las verdaderas pero no pueden inocular veneno.
~ Es fácil distinguir las verdaderas y peligrosas de las falsas; basta con pedirles que abran la boca: si se ve dos colmillos super-afilados y medio curvos en el frente de la boca, son las verdaderas; si se ve un juego de dientes y sólo dos dientes más desarrollados, son las falsas. Nada más simple y seguro. Según lo ya visto también en Posadas.
~ Vimos la más venenosa entre las arañas brasileñas; una araña de cuerpo innocuamente microscópico, que apenas se ve, y, cuando se ve - que es gracias a los dos centímetros de envergadura de los filamentos que le sirven de patas - no se toma en serio.
~ Las arañas venenosas no tejen telarañas; algunas, a lo sumo, amontonan una vedija de los hilos que serían para telaraña.
~ Vimos arañas enormes, peludísimas, espantosas, pero sin veneno - lo que no quiere decir sin defensas; frotan sus patas traseras contra el abdomen, >>>>>>>>