Habiendo ingresado al Brasil original, pre-expansionista, se nos impone el pensamiento, el recuerdo, la noción, de trece colonias europeas, tomando forma, lado a lado a lo largo del litoral atlántico de América, uniendo sus fuerzas, expandiéndose tan profundamente como posible por el lejano oeste del interior del continente, hasta formar una de las grandes naciones pos-invasión - en base a los exterminios y los huesos, y a los acorralamientos y sufrimientos, de los paraborígenes de pre-invasión.
Pero no, no es esta imagen de trece colonias invasoras la imagen de las trece colonias inglesas que empezaron, a lo largo de parte del litoral nor-atlántico, su proceso de invasión local, cooperación, invasión global, en los primeros años del 1600, sino que es la imagen de las trece colonias portuguesas que empezaron, a lo largo de parte del litoral sur-atlántico, ya en los primeros años del 1500, cien años antes, su proceso de invasión local, de cooperación entre sí, y de invasión global hacia el oeste; sino que es la imagen de las trece colonias siguientes, en sus relaciones geográficas respectivas desde la desembocadura del río de las Amazonas hacia el sur, dentro de lo que se puede descifrar en el mapa colonial trazado a mano que las ilustra:
Y esta imagen de las trece colonias portuguesas se nos impuso justamente ahora, porque justamente ahora, al haber cruzado de poniente a levante la línea de Tordesillas, ingresamos a la primera, desde el sur, de las trece colonias, São Vicente; y porque estamos por recorrerlas todas hasta la propia desembocadura del Amazonas, si Dios quiere.
No sabemos si el asentamiento capital de aquella colonia - o capitanía, como se decía entonces - de São Vicente era otro santo, el São Paulo de hoy, o todos los santos, el Santos de hoy.