empezando con una enorme y pavorosa anguila eléctrica, con sus dos continuas membranas natatorias ondulando a ambos costados de su cuerpo.
C En resumen, mucho más, y mejor, que lo que se esperaría de una ciudad perdida en el sur de Brasil. Tenemos curiosidad, ahora, de ver cómo serán las otras ciudades brasileñas, y, entre ellas, la gigantesca São Paulo.
Por suerte, frente al Passeio Público, hay una estación de servicio si bien sólo del tipo urbano; por suerte, tiene un patio medio cerrado y separado de las calles. Aquí, vamos a pernoctar, con el amabilísimo permiso del dueño. Este, también nos dio la dirección de una estación de servicio de propiedad de su padre, en Rio de Janeiro, para usarla como nuestro cuartel general. Además, nos advirtió que hay barrios en Rio de Janeiro donde detener la marcha equivale a suicidio; si bien enfatizó que, salvo en Rio de Janeiro y en São Paulo, Brasil, en general, es un país tan seguro como cualquier otro, y ciertamente más que el Perú.
Un beneficio fortuito inesperado, pero ciertamente muy bienvenido, de habernos instalado en esta estación de servicio es que encontramos un coche procedente del lugar más crítico para nosotros de todo el Brasil, la ciudad, o el pueblo, de Porto Velho, porque es el principio de la dichosa carretera a Manaus, construida, e incluso asfaltada, hace pocos años, pero, según todas las informaciones recientes, tragada otra vez por la selva, y cuya existencia o inexistencia, transitabilidad o intransitabilidad, es de fundamental importancia para nuestra manera de enfrentar el Brasil.
Parece que la carretera Porto Velho - Manaus está, y que es transitable. Naturalmente, es una sola fuente de información, y nosotros sabemos, por experiencia, cuántas veces informaciones no corresponden a la realidad, y que hace falta confirmación de varias fuentes para empezar a creer algo; pero, por lo menos, es un principio con esperanza. Tendremos que averiguar la cosa más a fondo en São Paulo o Rio de Janeiro.
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Dejamos atrás la Vila de Nossa Senhora da Luz dos Pinhais, como les gustaba llamar largamente las cosas a los invasores, dejamos, de manera mucho más corta, a la usanza del idioma paraborigen tupí, Curitiba, en dirección al famoso São Paulo.
Todo está revuelto: la topografía, es acentuadamente serrana; la carretera, es acentuadamente sinuosa, vertical- y horizontalmente, buscando por dónde pasar; el tiempo, es muy inestable, alternando entre lloviznas y sol, a veces encimando los dos; el tráfico, es tal que, más que de carretera, habría que hablar de camionódromo, por la cantidad y aplastante mayoría de camiones, >>>>>>>>