Lo que quizás contribuye a dar tanta importancia a estos camiones, a más de su tamaño con acoplados, es que son todos uniformados, o sea que no tienen, cada uno, otro nombre de empresa, otro símbolo, otra combinación de colores, sino que todos tienen un mismo tipo de lona plastificada, de un mismo color naranja lavado, siempre muy prolijamente tendida.
No sin razón, en los núcleos de servicio que vimos hasta ahora, todas las bombas expiden diésel, con la excepción de dos; una sola que expide alcohol puro - también como combustible, porque en el Brasil hay vehículos que funcionan con alcohol puro - y una sola que expide "gasolina".
En cuanto a la gasolina, en la bomba, reza "gasolina" sin más explicaciones. Pero no es como suena; a pesar del rótulo que no lo especifica, hay alcohol en la nafta; y lo peor del asunto es que, según ya nos indicaron unos interlocutores, como el alcohol es más barato que la nafta, hay estaciones de servicio inescrupulosas que agregan a la mezcla autorizada y prevista de alcohol y nafta, más alcohol de la cuenta, con los potenciales peligros para los motores no preparados para tanto alcohol. Con tal rótulo, con razón que varias personas fuera del Brasil y que habían viajado por el Brasil nos aseguraron que había nafta común y silvestre.
A dormir.
. .
*
▪
Estamos en Curitiba, con las siguientes impresiones.
C Ya desde lejos, nos habíamos percatado de que no nos acercábamos a otra ciudad provincial sudamericana más, por la acumulacion de rascanubes, o si no de rascanubes, de edificios de 20, 30, pisos - es cuestión de definiciones.
C Una vez dentro de la ciudad, se hizo evidente una pujanza edificatoria que, en toda lógica, tiene que reflejar una pujanza general; desarrollo todavía dentro de lo que la adaptabilidad de la criatura humana puede tolerar. Naturalmente, no nos hacemos ilusiones de que tal estado sea por diseño sino que es simplemente por la casualidad de que así es el nivel de crecimiento en este momento.
C Hay bastante elegancia en las vidrieras de los negocios, y en la indumentaria de ciertas mujeres. Recorrimos un centro comercial que, de afuera, no parece más que uno de aquellos grandes pabellones de exposición, de principios de siglo, o quizás de fines del siglo anterior - algún vestigio de aquellos tiempos, pensábamos; pero, por dentro, es una colmena de gran dinamismo, variedad y calidad; probablemente el mejor centro comercial entre aquellos de los que nos acordamos.