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forma original y correcta, y no Ucrania, ucranio, torcida forma castellana; injustificadamente invertida porque no es más difícil pronunciar Ucraína que Ucrania, y es más culto y respetuoso.

Puede ser que Prudentópolis haya sido, alguna vez, un pueblo de Ucraínos, pero, por lo que vimos - a no ser una razón social de negocio como Petroski u Okranski, a no ser una iglesia con los típicos bulbos y una cruz con una inscripción inequívocamente cirílica, a no ser típicos carros de caballos, algunas casitas de madera pintaditas, en los aledaños, y algunas caras apropiadamente eslavas - la Prudentópolis de hoy no es más que un pueblo trabajador como cualquier otro.

El interior de la iglesia está lindamente decorado con una profusión de iconos, como no podría ser de otra manera; pero también arruinado por una profusión de modernos tubos de neón obstruyendo la vista hacia los cuatro costados.  Felizmente, los diabólicos altoparlantes estaban quietos.

Es de notar que, en un monumento, una inscripción, también en letras cirílicas, recalca implícitamente que los Ucraínos se consideran como una nación.

Parece que, en la dirección adonde vamos a ir ahora, hay, cerca del pueblo de Palmeira, otro grupo de inmigrantes eslavos; allí, Rusos; pero estos Rusos tienen parecidos con los Mennonitas. Por una parte, la fuerza que los aglutina es su religión, incluso llevan barbas porque su religión les prohibe afeitarse; por otra parte, también tienen una larga historia de éxodos: después de abandonar la Rusia de la época del tzar Piotr/Pedro el Grande, fueron a Asia, regresaron a Rusia, regresaron a Asia, y por fin recibieron este pedazo del estado brasileño de Paraná, donde se establecieron en 1958.

Estamos instalados para pasar la noche frente a un núcleo de servicio, a pocos kilómetros de la ciudad de Curitiba. En todo lo que viajamos ayer y hoy, nos fue pareciendo difícil de creer que, en estos campos trabajados y entre la gente que veíamos, podría haber más peligro que el común en cualquier parte de la Tierra; y qué lindo sería estar, ahora, en la tranquilidad y soledad de un descampado; pero ... con todas las advertencias escuchadas ...

Los camiones son un ingrediente no sólo importante sino preponderante de la escena vial del Brasil; no nos acordamos de ningún país de los que visitamos hasta ahora donde tuvieran tanta preponderancia, salvo quizás en algunos trechos de las autopistas cercanas a las ciudades muy industrializadas de Vespuccia.

Y si uno tuviera la duda de que todo ello, a lo mejor, es sólo un mal sueño, bastaría con mirar las huellas que estos camiones dejan en el asfalto en ciertos trechos de la carretera - así como, antaño, carretas de bueyes las dejaban en el barro - para asegurarse de que todo es una realidad muy tangible.