→| En un sector de la transmisión de la electricidad, cables conductores no son suficientes. Es el sector desde los alternadores a los transformadores. Resulta que la electricidad sale del alternador a sólo 13.800 voltios, por cuanto el caudal, o sea el amperaje, de la corriente debe ser tan fuerte que, para darle paso, hace falta, como conductor, barras de aluminio de un diámetro de por lo menos 23 centímetros en más; por ejemplo, 23 centímetros para 9.500 amperes, 35 centímetros para 19.000 amperes.
El aspecto externo de estas barras es bastante impresionante porque, con su vaina protectora - que es un tubo de aluminio, la barra de 23 centímetros pasa a un diámetro de 68 centímetros, y la barra de 35 centímetros, a un diámetro de 106 centímetros. Todo, al milímetro; más exactamente 68 centímetros y 5 milímetros, y 106 centímetros y 6 milímetros, por favor.
La cosa es tan quisquillosa que ciertas juntas son de ... plata.
Y la instalación y la unión, por soldadura, de estas barras de aluminio son un trabajo de relojero ... con piezas que reducen los técnicos a enanos, y pesan toneladas, y se pueden dañar por simples vibraciones.
Nota nuestra. Los 13.800 voltios a la salida de los alternadores es lo mismo que escuchamos en la central hidroeléctrica de Niagara; ahora nos interesaría saber cómo se las arreglan allá entre los alternadores y los transformadores.
En el kilómetro 566
*/ En cuanto a los castores, lo más sorprendente no es cómo los castores se adaptan al desbarajuste causado por los humanos; lo más sorprendente es que los expertos se sorprenden ante la adaptabilidad de los castores, ante su capabilidad de ir aumentando la altura de sus guaridas para seguir a la par con la subida de las aguas, ante su capabilidad de mudarse decenas de kilómetros, hasta 60 kilómetros, se ha visto.
A nosotros, nos sorprende la sorpresa de los expertos ya que, si bien los cambios de condiciones hidrológicas seguramente causan trastornos a los castores, como cualquier cambio en cualquier cosa, especialmente cambio repentino y/o extremo, las condiciones quedan hidrológicas o sea, en esencia, manejables por los castores; solamente la desaparición de agua parecería ser una dificultad castoril - y, quién sabe, si invencible.
De todos modos, los expertos, ahora, son tan fascinados por esos astutos castores que, en vez de capturarlos por centenares y millares para mudarlos, capturan unos pocos, los modernizan con una mini-radioemisora, y los largan a ver qué pasa.
Ya que se sujeta la micro-emisora al castor bajo anestesia, se larga al castor recién después de que haya recobrado plena consciencia y tranquilidad - si no, podría ahogarse por pánico y confusión.