Incidentalmente, aprendimos que los Mennonitas, como los Mormones, entregan 10/oo de sus ingresos antes de los impuestos seculares - pero no a la iglesia, según destacaron nuestros interlocutores, sino a la comunidad.
¿Y el futuro?
En los primeros treinta años, la deseada aislación contra el mundo externo era una realidad porque un contacto con aquel mundo externo requería una o dos semanas de carretas de bueyes; y no era ello con Asunción, que requería otra semana más. Ahora, entre acá y Asunción, por la carretera - en buena parte asfaltada, y asfaltándose, donde antes ni trocha había - es sólo unas siete horas. ¿No temen el asfalto que se avecina?
Fueron los Mennonitas mismos quienes bregaron por la apertura de la trocha transchaco, así que no sienten indebido temor ante el asfalto; si bien nosotros decimos que una cosa es una comunicación viable, y otra cosa es una comunicación demasiado fácil.
De todos modos, en un año, vendrá la televisión, instalada por el gobierno contra la voluntad de los Mennonitas, y entonces ni cinco vallas infranqueables podrían proteger la comunidad contra la disolución electrónica, salvo que nadie tenga receptor en casa.
De todos modos, ya hay gente que introduce cintas de video, lo que, naturalmente, no quiere decir que sean malas; nosotros escuchamos de cintas de video de partidos de balompié.
Pero, hasta ahora, la juventud queda fiel al espíritu mennonita porque su educación, por el esfuerzo mancomunado de la familia, la escuela y la comunidad, es muy sólida, y porque la comunidad misma no se petrificó fanáticamente en un modo inmutable sino que, con prudencia, considera cambios que puede aceptar.
Por otra parte, según nos enteramos, no todas las comunidades mennonitas por la Tierra son iguales. Las hay desde muy ortodoxas hasta muy liberales; por ejemplo, aquí mismo, en el Paraguay, en la parte oriental del país, hay comunidades mennonitas cuya ortodoxia no les permite aceptar el uso de medios automotores de carretera, pero sí el uso de tractores - siempre que tengan ruedas estrictamente metálicas, no siendo aceptables tales modernismos como ruedas de tractores de neumáticos; y no les permite contactos con esta comunidad mennonita por considerar a ésta demasiado liberal.
- Y ¿nunca les pasó por la cabeza que les podría ocurrir lo de las misiones >>jesuíticas - que el poder que aceptó, alguna vez, un concordato, algún día >>podría repudiarlo y echarlos a todos?
- Sí, naturalmente, nos pasó por la cabeza, pero ...
Muy bien. Y, finalmente, ¿cuáles son las convicciones que se merecen tantas penas de tantos éxodos, tantas penurias, una, y otra, y otra vez?