notable acumulación, a las muchas otras partes étnicas de la humanidad que, antes, ignorábamos, y cuya existencia, presente o pasada, ahora nos enriquece.
Ahora, hay 900.000 hectáreas en manos de los 20.000 Mennonitas de hoy, una mitad, utilizada en agricultura y ganadería, y una mitad, todavía virgen, todas compradas.
Todos los Mennonitas llegaron en condiciones de estricta igualdad por el menor denominador común, o sea que nadie tenía más que lo que llevaba puesto. Sin embargo, con el tiempo, se creó, como es natural en cualquier sociedad humana, aun mennonita, una estratificación económica; pero solamente en la limitada gama desde autosuficiente a rico, nadie es pobre.
Como agradecimiento y gratitud hacia el Paraguay, los Mennonitas, entre otras cosas, fundaron, en 1951, cerca de Asunción, un leprocomio para los leprosos del Paraguay.
Contactos entre paraborígenes y Mennonitas son inevitables. Los paraborígenes los buscan y los Mennonitas los aceptan de manera constructiva.
Hay 40.000 paraborígenes en contacto con los 20.000 Mennonitas:
- 2.500, viven en las comunidades mismas de los Mennonitas, como dependientes, >>de tiendas, fábricas y campos, según podemos ver;
- y los demás, la mayoría, viven en sus propias - sí, propias - 100.000 >>hectáreas lindantes con el territorio de los Mennonitas - 100.000 hectáreas >>que fueron compradas por estos Mennonitas, en cooperación con organizaciones >>internacionales mennonitas, específicamente para los paraborígenes; ¡la >>gran, amarga e increíble ironía de tener que comprar con dinero propio, para >>dar a los paraborígenes, tierras que paraboriginalmente eran todas >>simplemente de ellos, y tener que pagar esas tierras a los ladrones, o sus >>directos sucesores, que se las robaron!
Los Mennonitas se ocupan, además, de los paraborígenes de varias maneras. A los paraborígenes de las 100.000 hectáreas, les dan guía técnica y administrativa; a todos dan asistencia médica; 95/oo de los niños paraborígenes tienen la posibilidad de ir a la escuela primaria.
Con todo lo susodicho, para qué especificarlo ... qué experiencia es ver esta convivencia de caras de rasgos intransigentemente típicos de una manera, con tez oscura y cabellos muy negros, y de caras de rasgos intransigentemente típicos de otra manera, con tez muy clara y cabellos radiantemente color paja y lino.
Qué hazaña y qué lección de energía, constancia y planificación es lo de hoy, surgido de la nada de 56 años atrás, y todo ello, dentro del marco de leyes morales, o religiosas si se quiere, frecuentemente más estrictas que las leyes legales.