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(3) Mientras estos Mennonitas paraguayos se empeñaban en su sacrificio, esfuerzo e industria, en otras partes de la Tierra ocurrían grandes acontecimientos que tendrían consecuencias para otros Mennonitas: la segunda guerra mundial. A favor de los vaivenes del frente germano-ruso, diez mil Mennonitas de Rusia aprovecharon la marea para burlar la prohibición de emigrar y para encontrarse en Europa Occidental, de la cual pasaron sin dificultad directamente a este Chaco, y formaron la tercera de las tres grandes colonias de hoy.

Naturalmente que no les fue tan duro, porque ya pudieron beneficiarse del asesoramiento y de la ayuda de los Mennonitas ya establecidos.

Como ilustración del notable crecimiento logrado por el admirable esfuerzo mennonita, la producción de maní, de la colonia número dos, la Fernheim, que era de un puñado en 1931, y dos puñados en 1950, llegó a 8.000 toneladas en 1979, y alcanzó 14.000 toneladas en 1985 en su irresistible curva ascendente hacia mayores producciones, por un gran aumento en la superficie cultivada y un todavía mayor aumento en la producción por hectárea.

Curiosamente, mientras se desarrollaban así favorablemente las condiciones económicas, y por lo tanto las condiciones de vida, y con perspectivas todavía mejores para el futuro, ocurrieron, entre los años 1950 y 1970, olas de emigración de Mennonitas chaqueños hacia el mundo exterior; quizás la mitad de la tercera ola se fue. Muy curioso, si bien algunos de estos nuevos emigrantes - a la inversa, se podría decir - ya estaban tan aquerenciados en el Chaco que, finalmente, volvieron a sus pagos.

Como es lógico - por lo que no deja de ser admirable - ahora, los Mennonitas paraguayos tienen de todo:

* industrias, inclusive tan modernas como una planta de leche de larga vida;
* teléfonos, electricidad;
* un instituto de formación docente;
* y muchas cosas más - incluso, lo que sorprende un poco por la tranquilidad >>del ambiente y por la poca población, un manicomio que, naturalmente, no se >>conoce como tal sino como sanatorio psiquiátrico;
* unos 500 kilómetros de caminos internos para unir las aldeas;
* un periódico, en alemán, incluyendo tanto Dios como los paraborígenes, en su >>quincuagésimo séptimo año de publicación;
* y hay la radioemisora, un oasis de alta tecnología a la par con muchas >>emisoras que vimos en ciudades grandes, y mejor que muchas, emitiendo >>diariamente en idiomas, alemán, castellano, guaraní, lengua, chulupi, y >>ayoreo, quedando todavía sin atender los idiomas guarayo, guasurango y >>angaité.

De paso, no podemos no asombrarnos ante todos esos idiomas, y por lo tanto todos esos grupos étnicos, tan desconocidos y sin embargo partes de la presencia humana en este planeta; y no podemos no agregarlos, en una >>>>>>>>>>>>>>>>