Hasta hace pocos años, daba esta ópera anual con entrada gratuita para quien se presentaba, porque por lo menos recibía el apoyo sin emolumentos de la orquesta sinfónica de Asunción. Pero, eventualmente, ésta le retiró su cooperación, ahora tiene que pagarle, y por lo tanto empezó a cobrar entradas. Parece que el público igual viene, a punto que, ahora como antes, hay gente que se queda en la calle.
A» Por otra parte, se está por terminar, por empresa pública, una sala de conciertos de 2.500 asientos, con otra sala, menor, y un auditorio al aire libre.
A» Arboles, acá, en Asunción, parecen tener un status equivalente al de las vacas sagradas. Donde están, ahí se quedan, especialmente en los barrios residenciales.
Hemos visto una calle angostarse, estrecharse a la mitad de su ancho para dejar en pie un par de grandes árboles; hemos visto una reja de hierro forjado, recta sobre decenas de metros, dar una delicada curva alrededor de un árbol en su camino; una pared de ladrillos agacharse y levantarse nuevamente para respetar la rama de un árbol; cuatro corpulentos árboles, ni siquiera en línea, en el medio de un empedrado, dejando sólo meandrosos pasos entre ellos.
En Asunción, los árboles tienen prioridad
Después del tornado, un vecino lamentaba, no su hermosa pared de cercamiento destruida por un árbol caído, sino la pérdida del árbol caído, a pesar de que quedaban muchos otros árboles en su parque.
También hay casos de árboles con sus respectivas masas radiculares en, literalmente, alto-relieve o bajo-relieve; en alto-relieve es cuando el terreno tuvo que ser rebajado, pero se dejó alrededor de cada árbol existente un volumen de tierra con la altura original, forrándolo por fuera con un pequeño muro de ladrillos; en bajo-relieve es cuando hubo que rellenar un terreno pero se dejó alrededor de cada árbol existente la bajura original del terreno, formando así un hueco, y forrándolo por dentro con un pequeño muro de ladrillos.
A» A pesar del largo tiempo ya transcurrido desde nuestro paso por Centro-América, nunca llegó todavía a nuestros oídos alguna noticia tranquilizadora respecto a la guerra civil en El Salvador. Pero, en días pasados, escuchamos por radio que, en Esquipulas, Guatemala, se reunieron los presidentes de los cinco países centroamericanos para tratar de acomodar un poco las graves divergencias en la región y, quizás, como un sueño, restablecer permanentemente las efímeras Provincias Unidas de antaño.
Les deseamos ventura a aquellos países, por ellos y por nosotros - si es que jamás logramos volver allá, a pesar de, la falta de camino trans-Amazonia en Brasil, la alconafta en Brasil, la falta de visa de Venezuela y el desgaste de nuestro fiel vehículo.