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A» Otro indicio de que esta Expedición ya tiene un largo pasado es la cantidad de correspondencia que hay que despachar.

Al principio, no teníamos nadie a quien agradecer, nadie con quien quedar bien; pero cuanto más tiempo y más aventuras pasan, más agradecimientos tenemos que expresar por medio de tarjetas postales. Horas fueron que nos pasamos escribiendo tarjetas.

En el correo, descubrimos que es imposible franquear una carta con un solo sello - aunque haya un sello por el monto exacto del franqueo. ¿Por qué? Porque a todo franqueo, por ley, hay que agregarle un monto a favor de un fondo pro-cartero, lo que, frecuentemente, es un monto tan fraccionado que hay que usar varias estampillas para llegar al importe a agregar al franqueo básico; de manera que, a ciertos países, es imposible mandar tarjetas postales porque las estampillas llenarían la tarjeta.

Si es que hay una tasa a favor de un fondo de carteros, ¿por qué no la traspasan de manera contable, en vez de obligar la gente a malabarismos estampilleros?

A» Del mismo correo, pudimos hacer una llamada telefónica a Nueva York para hacernos mandar, por correo particular, la renovación de la patente de nuestro vehículo. Qué práctico, que se pueda hacer esta renovación y otros trámites, simplemente por correo. Y la llamada se consiguió sin pena y sin demora, como en Chile. Qué diferencia con la Argentina y otros países. Sí, hubo que dejar un depósito previo, lo que no sucede en la Argentina o en Chile.

A»  Y hubo otros talleres.

Karel había descubierto que teníamos una hoja rota en un muelle trasero. Otra vez, a buscar un taller en terreno desconocido. Tuvimos la suerte de dar con un taller de elásticos que sería grande, bueno y serio, en cualquier gran ciudad.

Sin problemas de psicoanálisis del cliente, nos atendió rápido y bien. Hay que aclarar que es de propiedad de unos Austríacos. Allí, encontraron que teníamos también otra hoja rota, en otro muelle.

Y mientras esperábamos, nos ofrecieron tereré. Tereré es una utilización, secular se podría decir, en vez de la utilización ritual, de la yerba que, en su origen, se ceba con mate y bombilla. Tereré es una infusión de dicha yerba, como se hace infusiones de menta, tilo, té asiático, y muchas otras plantas; una infusión que se deja enfriar para los calores paraguayos, y en la cual se deja en remojo hojas de otras plantas aromáticas.

Incidentalmente, esta versión en infusión, que llamamos secular, de la yerba Ilex Paraguaiensis también se da en la Argentina - no sabemos cómo es en Uruguay - pero caliente, sin aromatización, como cualquier otra bebida >>>>>>>>