Paraguay no se hace ilusiones y no se ridiculiza con denominaciones en oro u otras absurdidades, y se limita a declarar pragmáticamente que reconoce el billete por tantos guaraníes.
Los billetes de banco también dan la oportunidad de empezar a aprender el guaraní porque especifican el monto del billete tanto en guaraní como en castellano.
A» Hay en Asunción un supermercado grande, moderno; con el solo inconveniente de que hay que someterse cada vez a la humillación de dejarse llevar por la nariz, por los grandes estrategas de mercadeo, a lo largo de pasillos y pasillos de artículos no comestibles y no vitales, para alcanzar, por fin, la sección muy vital de la alimentación.
Mucho es importado, no sólo lo que sería lógico, como manzanas de Argentina, sino también, por ejemplo, ananás de Brasil, yogurt de Brasil y Argentina, manteca de Argentina, papel toalla de Chile, Brasil y Argentina. El mercado parece un campo de batalla entre Brasil y Argentina, con incursiones de Chile, Vespuccia, Alemania y algún otro país.
Hay quesos, miel, matambre, verduras, arroz natural, todos, paraguayos, muy buenos. No hay ningún jugo de fruta nacional, ni siquiera de frutas tan abundantes y ricas como las varias cítricas. Uno se pregunta por qué.
A» Los turistas que visitan Asunción, por alguna razón no son del estereotipo visible a una legua; pasan prácticamente desapercibidos; pero seguramente los hay, tan seguro como que hay dulce donde hay abejas; porque hay, muy visiblemente, por una parte, un puñado de paraborígenes, con sus rasgos, y tez y cabello oscuros, tratando de vender sus chucherías, y, por otra parte, todo un enjambre de cambistas callejeros.
A» Un lugar que no fuimos, y que no iremos, a visitar es un "jardín indiológico" cercano a Asunción, establecido para uso exclusivo de turistas en busca de tiempos idos.
A» Vimos una colección de ñandutí.
El ñandutí es un estilo de encaje indígena de Paraguay, más específicamente del pueblo de Itauguá - por donde, por otra parte, tendremos que pasar en algún momento. El ñandutí puede tomar cualquier forma, como cualquier otro encaje, como ser manteles, mantillas, pañuelos.
Nosotros tuvimos la suerte de ver el ñandutí en la aparentemente muy inespectacular forma de pequeños redondeles de unos ocho centímetros de diámetro - pero en una variedad de sesenta tales redondeles, todos igualitos en superficie; tuvimos la suerte porque fue justamente esta misma uniformidad y sobriedad y limitación de forma básica que hizo resaltar más vívidamente la asombrosa variedad de maravilloso trabajo de fineza, precisión, arte, técnica >>>>>>>>