paraborígenes: la sutil infiltración de filosofías y valores blancos por medio de misionarios, primero, y de influencias seculares, luego; tan sutil que, cuando los Ininivuks se dieron cuenta de que ya no eran lo de antes, fue demasiado tarde.
>> Nos habló del atropello de las obras hidroeléctricas en el territorio que era de los Ininivuks, y a perjuicio de los Ininivuks. Nos explicó que los Ininivuks ni habían sido consultados, ni habían sido siquiera notificados; se enteraron de la existencia de los magnos proyectos por la prensa diaria, y cuando ya sumas siderales habían sido invertidas en los preparativos.
Lo que de ninguna manera es sorprendente, sino perfectamente en el espíritu del Indian Act, algo así como Decreto de Cosas Indias, de 1886, según el cual un "Indio" no es una persona; textualmente, en su sección 2, párrafo C: "El vocablo 'persona' significa cualquier individuo salvo un Indio".
>> Nos explicó la desorientación que todo ello causó en la vida de los paraborígenes.
Como parte del complejo de las obras, los Blancos cortaron dos ríos que, antes, iban directamente a la bahía de Hudson, y los desviaron hacia el norte, hacia un tercer río, para obtener así más caudal en un solo lecho. Como resultado, los paraborígenes, que vivían de su manera naturalmente balanceada en las cuencas de los tres ríos, ahora se encuentran, sin agua en las dos primeras y con inundaciones en la tercera, sin posibilidad ya de cazar y pescar, según eran sus sustentos naturales tradicionales y con los cuales eran felices. Ni siquiera los que viven en la cuenca donde, ahora, hay demasiada agua, pueden pescar, porque, por una parte, las represas interfieren con los movimientos de los peces y, por otra parte, las aguas se volvieron peligrosas por su velocidad y fuerza.
>> Y en invierno, la cosa no mejora: mientras, antes, el hielo era seguro, ahora - también por la fuerza del agua - ya no lo es, y los paraborígenes no pueden cruzar de una orilla a la otra sin el riesgo de hundirse.
Todo lo que quizás explica el triste espectáculo de hombres, viejos y jóvenes, agrupándose en varios lugares del edificio central, sin nada que hacer aparentemente que dejar pasar el tiempo.
Es cierto - por lo que nos dijo el cacique, y por lo que pudimos observar nosotros mismos - que plata no falta. Los Ininivuks tienen un arreglo con el gobierno, que, por una parte, les destruyó su estilo de vida y sus valores, y que, por otra parte, les garantiza, en ciertas condiciones, un ingreso anual mínimo.
Pero posiblemente respeto de sí mismo y la posibilidad de vivir un tipo de vida son más importantes para felicidad y bienestar mental humano que dinero en el banco, y coches, y trineos motorizados, en la calle. Quizás, la mugre >>>>>>>>