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compañía de un bosquecillo de eucaliptos, y con amplias vistas de verde, en llanos y sierras, pasaremos la noche.

Aquí, en el Paraguay, no hay problemas para quedarse en cualquier parte. No así será la cosa en el Brasil, sobre cuyos grandes peligros de inseguridad personal ya escuchamos muchas advertencias.

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Esta mañana, a 60 kilómetros de Asunción, en el pueblo de Paraguarí, estamos al pie de un núcleo de cerritos no muy altos en centenares de metros pero notablemente escarpados y empinados. Además, kilómetros frente a nosotros, se yerguen otros tales cerritos. ¿Quién se hubiera imaginado semejante topografía tan cerca de Asunción?  Nosotros, no.

Entre ayer y ahora, hemos visto muchos topónimos de los dueños a la vez de antaño y de hogaño de estas tierras, como Mbopicuá, Ybycui, Quyquyho, Mbaey, Mbuyapey, Caapucú.

Nos llaman la atención, en estos topónimos, y en otras palabras guaraníes también, dos cosas. Por una parte, la combinación de los sonidos "mb", y no accidental sino habitual. Por otra parte, la letra Y, tanto por su frecuencia como por su pronunciación muy dura, como la U francesa o la Ü alemana; una interesante casualidad es que, en el idioma checo, las letras I e Y se llaman respectivamente I blanda e Y dura.

Hace un tiempito, el asfalto perdió de repente su suave cutis juvenil y muestra todas las rugosidades de una edad avanzada. Seguramente se asfaltó primero cerca de Asunción y recién, bastante más tarde, se extendió la cinta asfáltica hacia mayores distancias, por lo que nos estamos acercando a Asunción desde lo nuevo a lo viejo.

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\AS/  Hoy, hace quince días que estamos en la capital paraguaya.

Nuestro próximo interés es ir a echar un vistazo al Chaco paraguayo, hacia la frontera con Bolivia; pero, impensable hacerlo sin, antes, poner al día las anotaciones, que son sorprendentemente muchas, así como tiene lógicamente que ser para justificar una estadía de dos semanas en una ciudad donde dos días serían normalmente suficientes, una ciudad que, pensándolo bien, podría ser, salvo por su carácter de capital, omitida completamente.