sirvió de leña para los vecinos, salvo algunas tablas preservadas ... por haber sido robadas y llevadas por extranjeros.
Lo que es tema para otro tratado o por lo menos una monografía: ¿no es el robo de antigüedades en su región de origen y la diseminación por otras regiones, un seguro contra la aniquilación, la extinción, de una rama de la creatividad humana por causa ya sea de naturaleza o de vandalismo asolando la región de origen?
En San Ignacio, tuvimos además dos encuentros de interés.
Cuando estacionamos frente al museo, surgió de un patio de enfrente un operario que vino a ofrecerse para mostrarnos el museo. Pensando que era otro de aquellos que se quieren intrometer sin haber sido requeridos, tan sólo para cobrar alguna propina, mostramos muy poco entusiasmo. Pero ese hombre resultó a la postre algo muy diferente por dentro de lo que aparentaba por fuera. Un hombre que había viajado por bastante países de la Tierra, y bastante culto. Un hombre, por otra parte, como mucha gente, desconociendo totalmente su propio terruño. Resulta que, una vez, en Israel, le hicieron preguntas sobre el tema del imperio jesuítico en Paraguay y alrededores, y él, muy avergonzado, no supo qué decir. Fue a raíz de dicho incidente que, al regresar a sus pagos, se interesó en la cuestión, y ahora comparte sus conocimientos con los visitantes.
También encontramos un matrimonio trotamundo. Lo vimos primero adentro del museo, y lo tomamos por turistas. Pero, al salir a la calle, nos encontramos con una motocicleta con carrito lateral, evidentemente acondicionada para un largo viaje. Nos enteramos de que salieron de Inglaterra más o menos cuando nosotros salimos de Nueva York; y de que recorrieron, hasta ahora, más o menos la misma distancia que nosotros, habiendo pasado, hasta ahora, por Europa, Turquía, Siria, Arabia Saudita, Pakistán, India, Australia, Vespuccia, y la costa pacífica de América hasta aquí; teniendo previsto, ahora, cruzar a Africa del Sur y remontar por el este de Africa de vuelta a Europa.
Sin duda, muy interesante y muy variado; si bien, por lo hablado, no se adentran en la substancia de las cosas como lo haríamos nosotros. De todos modos, qué coraje, exponerse así con sólo un triciclo a motor. Nosotros, en comparación, viajamos con un castillo a cuestas, con dormitorio, cocina, escritorio, comedor, baño, cabina de pilotaje.
A 50 kilómetros pasado San Ignacio, la topografía alrededor de nosotros sigue entre llana y muy levemente ondulada, subrayada por una carretera muy recta. Pero todo el lejano horizonte frente a nosotros se tapó recién con serranías que no serán colosos pero que son serranías de verdad como no vimos en mucho tiempo y como no se nos ocurrió que encontraríamos en el Paraguay.
Llegamos a la primera ondulación grande al mismo tiempo que el Sol se escondía detrás de la próxima ondulación. Aquí, al borde del camino, en la agradable >>>>>>>>