calabaza, de un puño o dos de volumen, la desecaban, la llenaban de fragmentos de ciertas hojas deshidratadas, le agregaban agua, y sorbían el brebaje con alguna cañita, un junquito, una pajita, a manera de tubito, pasando la calabaza con el brebaje y la pajita, de persona en persona entre todos los presentes.
Y así sigue hoy en día.
La calabaza ya no siempre está en su estado depuradamente natural; muy frecuentemente, tiene algún adorno de metal, especialmente una virola alrededor de la embocadura; a veces, tiene un trípode; alguna vez, la fiebre de ornamentación es tal que el recipiente para matear deja de ser de uso práctico y se vuelve una pieza de museo - a veces, sorprendente.
La pajita, la cañita, se ha vuelto una bombilla de metal, también frecuentemente adornada; a veces, con el destello de una piedra preciosa de vidrio de color - rubí o esmeralda, preferentemente.
Pero el ritual de amistad, intimidad, comunión, sigue como siempre.
El amo o el ama del lugar saca el mate - que, estrictamente, no es la yerba sino la calabaza - saca la bombilla, saca la yerba, pone a calentar agua en una pava, coloca yerba y bombilla en el mate, vierte agua caliente, y ofrece el néctar de atención ya sea al presente más cercano o al que más deferencia por alguna razón se merece. El agraciado se chupa delicadamente un sorbito o dos, o tres, y pasa el mate con la yerba, la bombilla y el resto del néctar, otra vez ya sea al más cercano o al que más deferencia se merece. Este, probablemente, agotará el brebaje y devuelve el mate al amo o al ama del lugar, quien vuelve a verter agua caliente, y ofrece la bebida a otra persona más. Y así, varias veces entre todos los presentes.
La propia preparación inicial de la yerba en el mate es toda una técnica digna de la ceremonia; por lo menos para los puristas: llenar el mate a 3/4 de capacidad con yerba; tapar la boca del mate con la mano; invertir el mate y agitar suavemente el contenido; enderezar el mate, pero no del todo; verter agua tibia - no caliente, por favor; esperar unos segundos; introducir bombilla en mate; completar capacidad con agua caliente, nunca hirviendo.
P.S. El metal que sirve en la ornamentación de los mates tiene su interés propio; tiene un sobrio aspecto tipo plata apagada, si bien de plata nada tiene; es una aleación que ciertamente asombraría a los paraborígenes que inventaron el matear, de 55/oo de cobre, 27/oo de cinc y 18/oo de níquel; y se llama alpaca - curiosa homonimia con el animal de los Andes.
Otro P.S. Nos interesaría saber, pero no sabemos, cómo el mate, el recipiente utilizado en un ceremonial por esencia guaraní, de los bajos paraguayos y >>>>>>>>