þ Aquí es el único lugar de toda la Argentina donde vemos también la manera de matear que descubrimos en Uruguay; paseando por la calle, con la botella termos y el mate en la mano.
En todo lo que recorrimos de la Argentina hasta ahora, y que es mucho, vimos Argentinos mateando, en grupos de amigos, en grupos de familiares, hasta solitariamente, como, por ejemplo, un puestero de diarios entre diario y diario, un encargado de estacionamiento entre coche y coche, pero nunca, hasta aquí, caminando por la calle.
Hay que reconocer que ver gente mateando es muy apaciguante, y que sería grande que todos los fumadores se volvieran mateadores.
Es más tranquilo, y tranquilizante, el acto de verter, durante varios segundos de paciencia, agua que fluye sola, que el acto, que no puede ser sino abrupto, de arrancarle fuego a raspones ya sea a un fósforo o a un encendedor, teniendo, luego, que aspirar activamente, como en un esfuerzo sincrónico necesario para lograr el propósito de encender la droga.
Además, un mateador no molesta sus vecinos como los molesta un fumador con su humo. Además, nos sorprendió el inesperado contenido nutricional de la yerba mate:
ácido pantoténico, calcio, fósforo, hierro, magnesio, niacina, >>>>>>>> potasio, sodio, riboflavina, ácido ascórbico, cobre, manganeso, a >>>>>>>> más de proteínas y glúcidos.
þ Estábamos estacionados en una calle, cuando se nos acercaron dos hombres, uno, con una filmadora en la mano, y empezaron a hacernos las preguntas de siempre. Por cortesía, les contestamos tres o cuatro, como siempre hacemos, pero luego manifestamos que, salvo que fueran periodistas, no contestábamos preguntas. A ello, el de la filmadora la levantó en el aire, como para significar que ello era el sello inconfundible de su carácter de periodista. Le contestamos que con ello nada era obvio porque cualquiera puede comprar una filmadora y no por ello será un periodista. Se ofendieron y se dieron media vuelta. Muy extraña psicología. ¿Por qué no empezaron identificándose que eran periodistas de tal o cual televisión? Cuando nosotros hablamos con periodistas, que sea de televisión, de radio o de diarios, ellos no nos hacen ningún favor, el favor lo hacemos nosotros a ellos. Capaz que ni eran periodistas.
Muy lamentablemente, nos percatamos de que no todo es idílico en las ondas radiofónicas como nos había parecido en un principio, probablemente por una cruel coincidencia. Por aquí también, se da, si bien no al nivel habitual de inundación, música, mejor dicho sonidos, infelices y agresivos; pero, igualmente, hay bastante de la música simple y sonriente para refugiarse en ella después de algún latigazo accidental de la agresividad foránea.