español english français česky

A la entrada de Posadas, un cartel destaca que estas tierras eran de los Guaraníes, dando la bienvenida a los viajeros en tres idiomas, uno de ellos, el guaraní.

También vimos nuevamente, después de tanto tiempo, una mujer llevando bultos en equilibrio sobre su cabeza.

En Posadas, queríamos ver un museo del mate, y luego cruzar el río Paraná - otra vez el Paraná, pero tan lejos, ahora, de su desembocadura en el estuario de la Plata - al Paraguay.

El museo del mate ya no existe.

En cuanto al Paraná, pronto se podrá cruzar al Paraguay con toda la comodidad de un gran puente que está en su última etapa de construcción, pero a nosotros todavía nos tocará el viejo sistema de la balsa.  Fuimos al muelle para recabar información.

Nuevamente, después de tanto tiempo, nos encontramos en un hormigueo humano, de gente vestida de ropa liviana sin personalidad, llevando bultos a diestra y siniestra, como en tantos países antes de Chile, especialmente países centro-americanos.

Vamos a pernoctar en una calle.

En la radio, se terminó la música gringa; a pesar de buscarla diligentemente, no la encontramos; todo es folklore argentino, paraguayo, música ligera internacional, a veces agradable, a veces mediocre, pero se puede pasear por las ondas radiofónicas sin miedo a ser agredido y herido por acidez y golpes sonoros.  ¡Qué alivio!

. .
*

Hoy, el día empezó tal como planeado, pero terminó de manera muy diferente.

Era nuestra intención hacer un cambio de aceite, y cruzar el Paraná al Paraguay. El cambio de aceite se hizo, pero vamos a pernoctar en Posadas; y ya que la cosa tenía que ocurrir, menos mal que nos dimos cuenta aquí, con recursos, y nos evitamos un desastre mayor en el futuro, quizás en un sitio apartado.

Resulta que, durante el cambio de aceite, Karel se metió en la fosa como de costumbre y, a más de vigilar cómo hacían el trabajo, pasó revista a toda la parte baja del coche. Así descubrió que uno de los soportes del motor estaba suelto por haberse roto la punta de un bulón sujetador, y que el bulón ya se corría de su sitio y estaba a escasos milímetros de presionar la bomba de nafta. De no haber tenido la suerte de detectar el problema, nos esperaba la catástrofe de encontrarnos, en algún momento, probablemente lejos de cualquier >>>>>>>>