¿De dónde se sacaron estos pájaros la idea, las proporciones y los planos para esta pequeña maravilla de elegancia y solidez?
Entonces, nos preguntamos por qué la construcción de una choza sería el producto de inteligencia, y la construcción de este fortín sería el producto de instinto, por qué la choza y el fortín no podrían ser ambos el producto de inteligencia - o ambos el producto de instinto. Parecería que la línea separadora entre inteligencia e instinto no separa los animales de los humanos sino que pasa por dentro de los animales y por dentro de los humanos.
¿Es inteligencia cuando los humanos se construyen sus viviendas con adobe porque disponen de barro y no de madera - y es instinto cuando los pájaros construyen sus viviendas con adobe porque disponen de barro y no de ramitas?
Tema para todo un tratado, en estos nidos-fortines de horneros - que así se llaman estos pájaros.
Ya que de nidos extraordinarios se trata, otro nido notable es el de las cotorras - que ya pudimos observar en Uruguay.
Si bien las cotorras se construyen sus nidos con el material más común de las ramitas, no es con las habituales ramitas pequeñas, flexibles, acomodables, sino con ramitas más bien gruesas, rígidas, llenas de espinas; y quizás por ello, estos nidos presentan dos características estructurales llamativas.
• Por una parte, también a diferencia de los nidos habituales, expuestos a las intemperies así como a ovófagos y polluelófagos, estos nidos están totalmente encerrados salvo una apertura de acceso.
• Por otra parte, lo más curioso de estos nidos es que no son siempre individualistas, no siempre reflejan el sueño de la vivienda propia, sino que frecuentemente se amontonan, se entrelazan, en enormes acumulaciones de ramitas que uno se pregunta, a primera vista, qué es, pero que realmente son verdaderas casas de departamentos, más bien conventillos, de nidos, con quizás una docena o más de nidos-apartamentos para otras tantas familias de cotorras en cada monobloque.
Así que ya vimos tres tipos de nidos diferentes de la norma. Estos, de las cotorras, los de barro, de los horneros, y aquellos en forma de bolsas alargadas elásticas colgando libremente de las puntas de los árboles, en Panamá.
Nos estamos acercando al pueblo de Yapeyú, la meca de la Argentina por ser el pueblo natal de San Martín; como no podíamos no saberlo con el cartel alusivo que se va repitiendo implacablemente a lo largo de la carretera.
Ya descubrimos y anotamos bastante respecto a San Martín, en Mendoza, pero, de todos modos, vamos a ver de qué sueñan los productos espirituales de las escuelas primarias argentinas.