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que hay, en la Argentina, debajo del mar de todo lo malo que nosotros mismos ya describimos, gente sin duda de mucho mérito, que hace obras de mucho mérito, pero a las cuales la misma Argentina, los mismos medios argentinos, no prestan ninguna atención, tan ocupados que están con el fútbol hasta sus más mínimos chismes; y dio el caso de una investigadora argentina que había logrado cierto éxito en sus experimentos, éxito que se había merecido, ser recogido en varias publicaciones en el extranjero, pero sólo un total silencio por parte de los medios de información argentinos.

Nada más en anotaciones varias.

En un par de días, estaremos viajando definitivamente hacia el norte, hacia nuestra próxima meta, el Paraguay. Todavía no sabemos si, en línea recta, por la Mesopotamia, estirando a lo máximo nuestra autonomía de combustible para llegar con nafta-nafta de Buenos Aires al Paraguay, o si zigzagueando para entrar al Uruguay y cargar nafta-nafta en camino; para evitar la alconafta de la Mesopotamia.

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Transcurrió más que el par de días; transcurrió casi otra semana. Parece mucho tiempo, y es mucho tiempo; también fue mucho correr, mucho trajín, y mucho cansancio, pero nuestra incertidumbre en cuanto a la alconafta del Brasil parece menos lúgubre.

Resulta que la marca de nuestro vehículo otra vez tiene, desde hace poco, una planta armadora en la Argentina. Decidimos ir a ver si alguna persona capacitada sabría algo fidedigno respecto a la alconafta y a nuestro vehículo. No, no sabían nada fidedigno escrito negro sobre blanco, solamente la opinión de que nuestro vehículo tendría que ser inmune a los daños de la alconafta. Una opinión es mejor que nada, especialmente cuando es lo que uno quiere escuchar, pero no es suficiente. Nos mandaron a otro lado. Del otro lado, nos mandaron a otro lado. Del otro lado, nos mandaron a otro lado, que resultó ser el taller mecánico que atiende los coches diplomáticos de los Vespuccianos en Buenos Aires.

Allí, nos enteramos de que los vehículos de nuestra marca y de nuestro año, quizás incluso del año anterior, ya están preparados para la alconafta; incluso nos vendieron, como favor a insistencia nuestra, para doble seguridad, la bomba de pique que es la parte de goma del carburador, que se podría arruinar. Y como la bomba de nafta, en el peor de los casos, se podría reemplazar por bombas eléctricas, nuestro futuro alconaftino parece mucho más despejado, si bien todavía no del todo seguro; seguro lo será cuando habremos cruzado Brasil, si es que logramos vencer las otras dificultades brasileñas.