Esta semana, nos sentimos como en Bolivia: un día de huelga general y dos días de feriado, Jueves y Viernes Santos.
Mientras tanto, el globo terráqueo sigue inclinándose de manera que el Sol sigue su aparente espiral hacia el norte, alejándose cada día más de esta latitud y dejándonos con los días cada vez más cortos, tanto al amanecer como al anochecer.
Pero dentro de pocos días, nosotros también nos estaremos moviendo, otra vez hacia el norte; no para re-alcanzar el Sol, empero, sino por un apuro mucho más ... candente, si nos podemos permitir tan inapropiada palabra en este contexto, pero palabra perfecta para el apuro: estamos otra vez peligrosamente cerca del vencimiento de estadía de nuestro vehículo - siempre con la fianza del 150/oo del valor del coche nuevo en peligro, no hay que olvidar.
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\BA/ Hoy, 3 de abril.
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Teníamos que haber salido anteayer, o ayer, pero saldremos recién mañana, por una serie de circunstancias de último momento.
Por una parte, tuvimos una entrevista con uno de los tres matutinos de Buenos Aires. Hay que decir que el artículo, si bien no demasiado largo, resultó bastante bueno, entre los mejores bajo la pluma de un periodista, porque no se limita sólo a aspectos exteriores de la Expedición, sino que menciona también puntos más fundamentales.
Por otra parte, tuvimos el epílogo de un desgaste en el coche, del cual nos habíamos enterado ya en Santiago de Chile y que, finalmente, nos pareció más cuerdo solucionar aquí, antes de emprender viaje hacia la inmensa incógnita de la Amazonia, tanto más que, felizmente, justamente habíamos traído de Nueva York los bujes para tal eventualidad - aquí, esos simples bujes de goma no se hubiesen conseguido. No gran problema, pero lleva su tiempo, no tanto el trabajo como el encontrar un taller un poco responsable en esta gran ciudad. Nos lo proporcionó el Automóvil Club Argentino - otra vez; le quedamos agradecidos por sus varias atenciones.
Finalmente, pero muy importantemente, tuvimos una visita totalmente imprevista y totalmente de último segundo, que bien se valió parte del atraso. Visita a un cultor magistral de un tipo de fotografía que se podría llamar antediluviano, pero con resultados tan afotográficos que ya no tienen nada de fotografía y son simplemente arte del más depurado; visita a un hombre, ahora de 83 años de edad, que se dedica a su pasión desde sus 17 años, y sigue todavía cultivándola a pesar de su mengua de visión muy avanzada, con la ayuda visual de su esposa, también mayor de 80 años y también con seria disminución de su visión.