Seguía creciendo a punto de que llegó, en su ubicación mediterránea, a necesitar un puerto de mar; que fue cuando, en 1580, se fundó Buenos Aires por segunda vez. Con visiones de un mejor futuro que el pasado: la primera traza de este nuevo asentamiento fue una cuadrícula, de entrada, de 25 x 10 manzanas.
Es de interés saber que,
donde hoy está el palacio que sirve de casa de gobierno, y la plaza que sirve de explanada de manifestaciones populares, había un fuerte de cinco ángulos, un pentágono;
donde había, en aquel entonces, dos arroyuelos, curiosamente encorvados desde el estuario uno hacia el otro como delimitando - para el núcleo de las primeras manzanas, con casas de adobe y paja - un poco de intimidad en la desnudez de la pampa, no queda ni un vestigio.
* Nada de lo que se ve hoy en las calles de Buenos Aires da pábulo a sospechar que, hasta la mitad del siglo XIX, aproximadamente, el 40/oo de la población era de raza negra.
A fines del siglo XVIII, en toda la Argentina - que no era la Argentina de hoy, según ya vimos - a más de los paraborígenes, todavía no genocidados, había, por una parte, solamente 120.000 Blancos; claro, nada había para robar, y sí había que trabajar - algo como en Costa Rica; y, por otra parte, había unos 20.000 Negros; sería interesante saber cómo, por qué y a dónde se esfumó tan por completo esta proporción apreciable de la población.
La Argentina fue el primer país de América en abolir la esclavitud, en 1810; lo que será cierto si se considera los países donde hubo esclavitud y donde la mayoría de la población era blanca; pero hubo países donde nunca hubo esclavitud; y hay el caso de Haití, que abolió su esclavitud ya en 1792, pero donde la proporción de Negros era tan abrumadora que fue una auto-abolición, mejor dicho auto-emancipación.
* Así, en tres siglos, de 1680, cuando había algo de 400 casas de adobe y paja, al presente, se llegó a este Buenos Aires de hormigón y mampostería, que mide, desde el sitio del antiguo fuerte, pampa adentro, 14,5 kilómetros, y, en dirección transversal a la anterior, distancias variables, en término medio, también de unos 14/15 kilómetros. Y lo que es solamente el Buenos Aires dictaminado administrativamente como capital del país; más allá del cual sigue el Buenos Aires como fenómeno de proliferación urbanizante.
Y es lo que llama nuestra atención. Cuánta labor manual, por parte de la iniciativa particular, para anegar, sofocar, casa a casa, tan por completo tanta superficie, en tan corto tiempo. Cuánta desidia, ineptitud, lo que sea, por parte de las autoridades, dejar ello ocurrir sin intervenciones directrices. Urbanización no es urbanismo.