Linn; así que los doctos llaman a esos animales, leones, cuando aquellos animales que, sí, se parecen a leones, los llaman Otaria Flavescens.
El problema es que, mientras fue fácil pasar de lobos marinos a leones marinos, con los elefantes marinos - ¿qué - cómo llamarlos? Por su parecido con hipopótamos, los vamos a llamar hipopélagos. Peor que elefantes marinos no puede ser.
En Punta Norte, se ve los animales en condiciones peores que en Punta Pirámides porque, en Punta Norte, tres cosas se combinan negativamente: el ángulo de observación, el poco contraste entre el color de los animales y el color de la grava fina que les sirve de base, y el hecho de que cada harem - o sea el macho y sus hembras - está algo hundido, y por lo tanto escondido, en una leve cuenquita que se despejó en la grava.
Todo cuanto no impide que este apostadero de Punta Norte sea un centro de estudio de los animales.
Así aprendimos, a más de la explicación elefantina,
- que los leones marinos, tan adaptados a la vida acuática, no nadan naturalmente, que la madre tiene que enseñar al cachorro sus primeras lecciones de natación;
- que el cachorro también tiene que recibir clases maternas en la caza de peces, calamares, pulpos, y todo aquello que hace su alimentación; en realidad, lo mismo que pasa con los pingüinos;
- que los hipopélagos son capaces de sumergirse hasta profundidades de unos doscientos metros en procura de su alimentación; claro, nadie los ha seguido allá, pero se supone que así es por ... el tipo de pigmento de sus ojos;
- que un león marino pesará unos 400 kilogramos, y que a un hipopélago hay que agregarle un cero, en los 4.000 kilogramos.
Por cuenta propia, vimos dos diferencias entre leones marinos (ex lobos marinos), e hipopélagos (ex elefantes marinos).
Una diferencia de comportamiento. Los leones marinos, los vimos siempre inquietos, peleadores, siempre desafiando y respondiendo. Y no sabemos si será parte de su inquietud, que todos parecen siempre sorbiendo para limpiarse la nariz. Los hipopélagos nos parecieron plácidos y de ojos soñadores. Su voz es la mejor imitación que jamás escuchamos de las explosiones de un motor de dos tiempos que no quiere funcionar.
Una diferencia de locomoción en tierra. Los leones marinos se mueven por sus cuatro aletas a manera de patas torpes; los hipopélagos se mueven por reptación; no hay manera de equivocarse ... y no conviene. Como dicho, los hipopélagos son mansitos - mientras no se los irrita - pero los leones son leones de verdad.