La carretera casi desaparece, emparejada con todo lo demás, bajo la nieve. La huella de tráfico se está haciendo más y más tenue.
Karel se estaba preguntando por qué se cansaba más de lo normal; cree que descubrió la razón; en circunstancias normales de manejar, si bien los ojos permanentemente pasean por todo el campo visual, miran más bien a lo lejos, o sea ven más bien objetos en la lejanía, tanto en la carretera como de un lado u otro, objetos sin movimiento aparente importante, y así perciben sin fijación de la mirada; en este caso, él tiene los ojos concentrados en la nieve o en lo que queda de huella muy cerca del coche, por lo que está siempre percibiendo con mirada demasiado concentrada algo con movimiento aparente rápido y monótono que probablemente tiene un efecto hipnótico y cansador.
No es que todo esté siempre mal en una carretera cubierta de nieve. Con una huella, por más tenue que ésta esté, da menos una impresión de soledad que viajar por una carretera de asfalto limpio en una temporada más clemente; ello, porque, en el asfalto limpio, no se ve si alguien pasó por el lugar en las últimas horas, o podría ser los últimos días, mientras que, con la huella en la nieve, por más débil que sea, siempre hay la prueba de que alguien pasó por el lugar no hará más de media hora, de una hora, así que uno no está solo por completo.
Y es fácil sentirse solo. En el trecho por donde viajamos ahora, hay 113 kilómetros sin un solo pueblo; y está anocheciendo; y tendremos que encontrarnos un lugarcito para pernoctar, justo aquí, en el medio de esta larga vaciedad homogeneizada por nieve.
Lugarcito encontrado; noche experimental para el Artico.
Es la noche del 31 de diciembre. Božka está preparando la cena; y el menú va a ser el siguiente: carne de cangrejo gigante, lo que aquí llaman cangrejo de las nieves; albóndigas de carne de alce mezclada con germen de trigo, fideos de trigo entero y queso rallado; panqueques de trigo sarraceno levantados con cerveza en vez de levadura, con el dulce de cranberries hecho el otro día; un menú bastante alejado de nuestra ensalada cruda de cada día, pero el 31 de diciembre es solamente una vez al año, y hay que decir que huele riquísimo todo esto. A ver cómo sabe. Seguramente será tan rico como el olor.
Pero todavía no se come. Tiempo para agregar que, ayer, probamos carne de búfalo. De sabor, resultó buena, si bien no muy diferente de carne vacuna; pero sí fue bastante dura. Para saber si toda la carne de búfalo es dura, habría que probar búfalo de otra procedencia.
Mañana, primero de enero, entraremos al territorio prohibido. Calculamos que nos llevará un día y medio para alcanzar Chisasibi, el pueblo ininivuk a orilla de la bahía de Hudson que vamos a visitar.