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Nos íbamos a olvidar de mencionar que, al llegar aquí, al motel, nos dimos cuenta de que todo nuestro coche, incluyendo, naturalmente, el toldo que cubre el porta-equipaje, se había encofrado, en camino, en una ganga de hielo de un centímetro de espesor. Le llevó al técnico de la Expedición aproximadamente media hora para ir quebrando esta pesada capa martillándola suavemente.

Un caso curioso - parece que cualquier circunstancia trae su caso curioso - fue el hecho de que la capa de hielo en el toldo del porta-equipaje no estaba amoldada al toldo sino que hacía una campana por encima del toldo, con un espacio de aire entre el hielo y el toldo; en seguida nos dimos cuenta de lo que había pasado: cuando viajábamos, el toldo estaba inflado por el aire, el agua se estuvo helando con esta forma inflada, y luego, cuando paramos, el toldo se asentó y dejó la capa de hielo haciendo una bóveda por encima.

Bueno, mañana veremos qué pasa.

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Pasó el día, pasó la noche, pasó la tormenta, se quedaron el frío y la nieve, y decidimos pasar aquí otro día y otra noche.

Ayer y esta noche habrán sido de espera, pero ciertamente no de inactividad. Pasaron no sabemos cómo.

→→ Nos ocupamos de quehaceres domésticos, aprovechando el agua caliente y la electricidad del motel.

→→ La cocinera de la Expedición, hizo dulce. ¿Dulce de qué?; de las famosas cranberries, de las cuales nos quedaba todavía una buena cantidad, agregándo unas manzanas, peras y miel pura - nada de azúcar.

→→ Tratamos de apurar la transcripción de las cintas magnéticas de nuestras notas, con las cuales tenemos un atraso de unas doce cintas, de una hora cada una.

→→ Y adquirimos experiencia con las reacciones del coche al frío.

  • Esta madrugada, descubrimos que no se podía abrir ninguna de las cuatro puertas, o sea, simplemente, que no se podía entrar en el vehículo; lindo lío; las cerraduras propiamente dichas funcionaban porque les habíamos puesto grafito justamente para tales fríos, pero algo en los cerrojos se había pegado por la lluvia helada que había envuelto el coche; primero, tratamos de aflojar el cerrojo con agua caliente; sin resultado; finalmente, tuvimos que recurrir a la administración del motel a ver si nos podía prestar un secador de cabello para calentar la puerta; tenemos nuestro propio secador de cabello, de 12 voltios, pero estaba dentro del coche; nos lo prestó; pero nos tardó mucho tiempo para vencer el frío; >>>>>>>>