Asimismo, nos acordamos de que, en Puerto Natales también, nos agarró un periodista para una entrevista.
Cruzando el estrecho de Magallanes; el Estrecho de Misterios, por las legendas y los mapas que parecen haber precedido Magallanes; el Estrecho de Catástrofes, por las tantas expediciones inspiradas por la estela de Magallanes, perdidas en ella, barcos y vidas; el Estrecho de Sorpresas, por lo de Drake; el Estrecho de Damnación, por aquellas colonización y fortificación tan cruelmente muertas, largamente occisas, antes de nacidas.
Estamos en Tierra de los Fuegos. De la isla de Ellesmere, llegamos, por fin, a la isla de Tierra de los Fuegos.
Nos alejamos del pueblito-puerto Porvenir, con el estrecho de Magallanes, ahora, a nuestra derecha. Lejos, detrás del Estrecho, se ve cordones de cimas blancas de nieve, probablemente todavía la cordillera de los Andes, su punta sur.
A primera vista, el paisaje por aquí es el mismito que el que dejamos del otro lado del Estrecho, pero el camino es muy mucho peor, pésimo.
Desde aquí, estamos dominando el Estrecho más que desde el otro lado. Esta vista desde más arriba diversifica mejor las varias tierras y aguas. Nos podemos imaginar la dificultad de los primeros navegantes europeos buscando su salida más probable desde el nivel mismo del agua, sin el beneficio de la vista panorámica que tenemos - y que tampoco ayuda mucho.
Por ejemplo, esta gran extensión de agua hasta pasado el horizonte frente a nosotros, que parece una salida tan atractiva, quizás el propio océano, sin embargo no es más que una gran bahía Inútil dentro del Estrecho, como ahora su nombre, muy apropiadamente, indica - algo que, empero, entonces no se sabía.
Con la bahía Inútil ahora a nuestra derecha, estamos viajando directamente hacia el este, hacia la frontera entre Chile y Argentina cortando la isla. Otra frontera. Como para marearse.
Por este camino demasiado caótico y con demasiado tráfico - en realidad un tráfico incomprensible, un vehículo cada dos minutos, incluyendo cada cinco minutos camiones con acoplados super- dimensionados mudando algún tipo de instalación petrolera, con el consiguiente gran peligro de ver nuestro parabrisas roto por una piedra voladora - estamos llegando al fondo de bahía Inútil, mirando por última, última vez, las aguas del océano Pacífico, que miramos tantas veces en tantos lugares en tantas latitudes.
Pronto, ahora, entraremos en contacto con el océano Atlántico, y será éste que miraremos en muchos sitios y muchas latitudes.
Por lo peligroso de este tráfico tan totalmente inesperado e inexplicable, y porque hoy va a ser Nochebuena, decidimos parar un poco más temprano - por lo >>>>>>>>