Todavía mirando, en este interminable anochecer de geotropio austral, el Estrecho, y Tierra del Fuego del otro lado, y también las varias tierras, algunas, apenas al nivel del agua, otras irguiéndose en forma de verdaderas montañas altas, ocultando la salida del Estrecho hacia el Pacífico, y todavía conjurando visiones internas, se nos presenta el período consiguiente pos-magallánico.
¿~> Después de la hazaña de Magallanes, no ocurrió un triunfal aprovechamiento de esta unión, por fin hallada, entre el Atlántico y el Pacífico. Recién seis años después de Magallanes, en 1526, se verificó la segunda travesía exitosa de este estrecho de Todos los Santos, como lo había nombrado el propio Fernão Magalhães. Y luego, hubo que esperar otros nueve años, hasta 1535, para que se verificara la tercera travesía exitosa del Estrecho.
Es que, después de la hazaña, medio accidental, medio providencial, de Magallanes, todo fue catástrofe tras catástrofe.
Es que, a consecuencia de Magallanes, seis expediciones fueron mandadas para aprovechar la estratégica, a pesar de lejana, ventaja del Estrecho, de las que, una tras la otra, ninguna logró volver a España. Así que para 1540, 20 años después del cruce de Magallanes, se había perdido ya 20 barcos y sacrificado más de 2.000 vidas en esfuerzos inútiles y fracasos.
Antecedentes tan aterradores que, durante casi 40 años, nadie se animó más, y los Españoles se sentían seguros en su Mare Nostrum del Pacífico, como si no hubiese comunicación entre Atlántico y Pacífico.
¿~> Pero ahora, en este anochecer que hoy no quiere terminar, y probablemente, por la hora que ya es, nunca terminará del todo, podemos imaginarnos fácilmente pabellones de piratas desfilando por el Estrecho, también de nuestra izquierda a nuestra derecha.
Es que, en 1578, Francis Drake / Francisco El Pato, el ladrón de altamar con el beneplácito de su Majestad Británica, decidió escribir una página de sorpresas y, sin querer, y muy a pesar suyo, escribió dos.
Con la idea de robar a los otros ladrones, los Españoles, por donde éstos nunca lo esperarían, decidió a su vez aprovechar el Estrecho; parece que tuvo más suerte que Magallanes porque lo logró en dos semanas. Pero, apenas salido de allí, tuvo mucho menos suerte que Magallanes porque lo agarró una tormenta tan ciclópea que lo separó de sus otros dos buques y lo arrastró, quiera o no, durante 52 días y noches sin parar, salvo un momento de calma relativa, de vuelta al Atlántico ... pero claro que no por el Estrecho sino por el lado sur de lo que él así descubrió que es la isla de Tierra del Fuego y no la punta de un continente austral; secreto que, naturalmente, se guardó con total hermetismo.
Eventualmente, asaltó a los Españoles, los robó, y finalmente, huyendo con el >>>>>>>>