-- Fue, finalmente, a las 22:30 que desapareció la luz ambiental sobre la Tierra, mientras el horizonte seguía moviéndose lateralmente en relación con la luminiscencia rojiza dejada por el Sol que el horizonte tapaba, y fue a las 23:30 recién, que se desvaneció la luminiscencia rojiza detrás del horizonte en movimiento - si bien todavía seguía, en aquella parte del horizonte y del cielo, una lividez blanquecina, que se esfumó, si bien nunca al 100/oo, recién a la medianoche.
-- El horizonte se había estado moviendo y se estaba moviendo, pues, muy tangencialmente en relación con el Sol que tapaba, hacia la posición en la cual dejaría al Sol reaparecer en pocas horas más - que no sabemos cuántas van a ser. Pero ya lo agarraremos; si no mañana por la mañana, será pasado mañana.
-- De lo observado, surge lógicamente que el horizonte, cuando se aproximaba al Sol, no lo hacía perpendicularmente sino al sesgo, hacia un costado. Nos fijaremos en este particular, mañana.
Durante la observación de este fenómeno, tan fascinante como si no lo hubiésemos visto ya, en este nivel, y mucho más - hasta haber visto el propio Sol ininterrumpidamente encima del horizonte y durante semanas, durante nuestra estadía en el Alto Artico - tuvimos oportunidad para explorar las ondas radiofónicas.
Sintonizamos lo siguiente: emisoras de Chile - y varias, no sin alguna sorpresa, considerando lo desolado que es el Chile de maraña de islas y brazos de mar del otro lado de la Cordillera; una emisora del Uruguay, y bien clara, no sin alguna sorpresa si se considera la distancia que nos separa; y, entre varias emisoras argentinas, una nos trajo, si bien de manera inestable, música clásica en esta estepa solitaria.
A dormir.
Y el viento sigue ululando sin un microsegundo de cambio.
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Esta mañana, a las 5, ya había luz ambiental. Tendremos que levantarnos otro día más temprano para agarrar los primeros albores de este Sol tangencial - a no ser que sea de este horizonte tangencial.
En el momento de partir, tuvimos un atraso: con la costumbre de Karel de siempre mirar el coche desde todos los ángulos, le pareció que un neumático no estaba del todo bien. Efectivamente, el manómetro mostró que tenía 52 libras en vez de las 65 requeridas. Más que cambiar la rueda, optamos por levantar la presión con la bomba de aire. Pero ésta, que nunca tuvimos que usar antes, >>>>>>>>