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         \3/ San José                         \4/ Villarrica
           . Maipo                              . Quetropillán 
           . Tinguiririca                       . Choshuenco
           . Petereo                            . Riñinahue
           . Descabezado Grande                 . Puyehue
           . Descabezado Chico                  . Casablanca
           . Copahué                            . Osorno
           . Antuco                             . Calbuco
           . Tolhueca                           . Hornopirén
           . Longuimay                          . Corcovado
           . Llaima                             . Lautaro   (paralelo 49º)

Nos vamos a quedar aquí probablemente el resto del día para ocuparnos de quehaceres varios.

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*

Pasamos una noche tranquilísima en el mismo sitio, y amanecimos con tiempo siempre tormentoso, con una batalla de titanes entre tremendos nubarrones en toda la gama de grises, y luminosidad solar; en la cual contienda el único perdedor es el Osorno. Nos vamos a quedar aquí un rato más; será la oportunidad para volver sobre el tema de nuestra visita al criadero de lombrices.

Criar lombrices parecería una locura; y una vez aceptada la locura, parecería muy fácil. "Me voy a un campo, me lleno un tacho de lombrices y empiezo a criarlas".

Pero no es así.

* Hay unas 8.000 variedades de lombrices en este mundo - de las cuales sólo unas 3.500 fueron estudiadas un poco; y entre éstas, sólo unas aisladas fueron domesticadas - sí, porque hay que domesticar las lombrices.

~  Hay lombrices a quienes les gusta pasear por las bari-profundidades del subsuelo, pero ahí de poco sirven al lombricultor.

~ Felizmente, otras lombrices gustan de vivir en los pocos centímetros inmediatamente adyacentes a la superficie del suelo.

~ Pero muchas de éstas son muy andariegas y les gusta recorrer el mundo, por lo que no le van a hacer al lombricultor el favor de quedarse y trabajar donde éste quisiera que se queden y trabajen, o sea en su propio campo.

~ Luego, una vez identificada la variedad de más espíritu casero, que no viajará ni horizontal- ni verticalmente, son de primordial importancia su prolificidad y su voracidad.

   Con esto, las cosas se vuelven fascinantes.