Párrafo dos, de los baños químicos.
Estos proveen los negativos de una tupida viruela de desteñidos débiles, que no se notan en temas moteados como árboles, pero arruinan a la perfección temas lisos como el cielo. También proveen hermosos y solitarios lunares, como lunas de verdad. También, pequeños polígonos hábilmente simulando algún objeto volador. También proveen chorreadas de descolorido químico, habitualmente a lo largo de la fotografía, extendiéndose, a veces, sobre varias fotografías; en algunos casos, horizontalmente, en otros casos, en una creativa leve inclinación, y para mayor lujo, en todas las variantes artísticas de franjas, sólida, punteada, recta, ondulada. Y, a veces, también proveen caprichosas fiorituras químicas como guirnaldas al viento.
* Capítulo impresora. Párrafo uno, entrada.
A la entrada misma de la impresora, los negativos a la vez reciben un copioso surtido de pelusas que, en las fotografías, aparecerán como indelebles rastros blancos, de una variedad de formas y tamaños realmente asombrosa; y también son agraciados con colores frecuentemente de pura fantasía, reflejando más el vigor creativo del operario que la realidad de las cosas, de manera que el mismo tema surge de la máquina, una vez a lo verde, y otra vez a lo violeta u otro color, cuando posiblemente ninguno de los colores es el correcto.
Párrafo dos, salida.
Ya por salir, las fotografías terminadas son rayadas, con toda fantasía, frecuentemente, con toda delicadeza a todo el largo de su acabado, pero a veces profundamente en su mismo papel.
A la salida misma, reciben el golpe de gracia de la cuchilla que, en principio, tiene que cortarlas cada una de la siguiente, pero que lo hace a destiempo antes del borde correcto, de manera que se tiene a la vez la desgracia de ver una fotografía incompleta pero el lujo de anticipar al mismo tiempo parte de la fotografía siguiente.
Ya fuera de la impresora, en la caída final, las fotografías, en vez de deslizarse libremente y en propia secuencia, tropiezan una sobre la otra de manera que se enciman en orden estrictamente diferente del orden de los negativos, con el obvio trabajo adicional - por parte del cliente, se entiende - de tener que aparearlas nuevamente con los negativos.
* Capítulo "los negativos mientras tanto". Párrafo único.
Mientras tanto, los negativos, a su vez, tuvieron su propia odisea. A más de haber sido ya indeleblemente cargados de las rayas mecánicas y de las manchas químicas de la reveladora según dicho supra, también fueron manoseados a cada paso del proceso, estrictamente sin guantes, con las consecuentes marcas digitales dejadas para siempre; fueron colocados en fundas supuestamente de >>>>>>>>