Mientras tanto, tenemos un problema, que es la dificultad de elegir entre tres radiodifusoras de música clásica concomitantes. Habrá que ver si sigue así o si fue una feliz coincidencia.
Por lo pronto, en una pequeña callejuela donde nos paramos un rato para retomar aliento cuando emergimos del centro, estacionamos justo frente a la ventana de alguien que tocaba el piano: un par de estudios de Chopin, una sonata de Mozart. Cuánta cultura.
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Hoy es domingo, nuestro cuarto día en Santiago. Parece que nos vamos a quedar aquí cuanto menos toda la semana que viene y, por lo menos esperamos, la semana siguiente y, quién sabe, quizás más.
Esta semana que viene, nos pasaremos tres días en un taller mecánico para poner el coche en condiciones.
→→ Entre otras cosas, habrá que desarmar, soldar, pintar y reensamblar un guardabarro delantero que, de tantos malos caminos, se iba aflojando y corriendo cada vez más; el mismo guardabarro que, ya en Nasca, nos había puesto en el peligro de un taller totalmente incompetente, del cual, felizmente, nos salvamos a tiempo.
→→ En cuanto a la mecánica, hay que poner todo el coche en óptimas condiciones como para que aguante más allá del dilatado territorio de la Argentina porque, según vimos, en la Argentina, nuestra marca de vehículo, famosísima en el mundo entero, es huérfana de repuestos y servicios porque la empresa cerró su sucursal argentina ya hace bastante tiempo por las condiciones económicas desfavorables.
Otro día de la semana será el feriado de la Asunción, el 15 de agosto, y otro día lo pasaremos, con toda facilidad, con otras diligencias.
Y mientras tanto, el laboratorio fotográfico que nos hubiese parecido adecuado, salvo que no tiene el papel que nos gusta, va a cambiar al papel que nos gusta. Por lo tanto, la semana siguiente, si Dios quiere, podremos hacer revelar nuestras fotografías, de a dos rollos a la vez según nuestra costumbre, lo que ya nos ocupará otros varios días.
Y, si bien, en este momento, no tenemos la menor idea de qué surgirá de dónde para prolongar nuestra estadía todavía más, tenemos la plena seguridad, en base a experiencias anteriores, de que algo surgirá de alguna parte para tenernos estancados un tiempo todavía más largo en esta ciudad.