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productos, sus envoltorios, su presentación, con las especificaciones de valores nutritivos - muchas veces dudosos y muchas veces nocivos - con la limpieza y prolijidad generales, como en Vespuccia, todo ello, en consonancia con nuestra impresión de que Viña del Mar es una ciudad de lujo.

También descubrimos, por pura casualidad, un aspecto extraordinario y extraordinariamente desconocido del arte de la isla de Pascua.  En el Museo de Arte Rapa Nuí.

Vimos esculturas, bajos relieves, e incisiones, tanto líticos como xílicos, de tanta delicadeza de estética y de ejecución que nos quedamos asombrados que se haga tanta batahola alrededor de las estatuas y se ignore tan cuidadosamente lo que vimos hoy. Una revelación. Si se hablase 90/oo del aspecto del arte rapa nuí que vimos hoy y 10/oo de las famosas estatuas, sería darle al arte pascuense un lugar mucho más justo y meritorio.

Uno se pregunta por qué tantos espíritus distinguidos, o supuestamente distinguidos, se dejaron llevar unilateralmente por el sensacionalismo del tamaño y del misterio sin dar igual importancia a lo bello y delicado.

[*] Entre las piezas que vimos, parece bastante natural empezar con cabezas; pero no megacabezas como las de las grandes estatuas, sino cabezas cuyos tamaños oscilan entre uno y tres puños. Sin embargo, son de gran interés porque tienen todo aquello que las cabezas grandes no tienen, por lo menos que la cabeza grande que está aquí en la costanera de Viña del Mar, no tiene. Ilustran la versatilidad y la habilidad del artista rapa nuí en su utilización de la amplia gama de materias líticas que ofrece la isla, con sus múltiples texturas, durezas y colores; ilustran la variedad estilística adoptada para adaptarse mejor a cada una de dichas materias.

    Así vimos los muy notables contrastes de materia y de estilo, de una cabeza hecha de una escoria, color gris muy oscuro; de una cabeza, o mejor dicho, una figura de doble faz, hecha de un bloque de ceniza color gris muy claro; de una cabeza de piedra arcillosa roja; y de una cabeza esculpida en basalto; todas, de rasgos notablemente diferentes entre sí.

[*] De cabezas, se puede pasar a cráneos. Vimos uno, humano, con decoraciones incisas notables por la elegancia de sus líneas curvas. No menos notable es el uso que se daba a tales cráneos: los Rapa Nuís colocaban estos cráneos, provenientes de personas que habían alcanzado alguna importancia en la sociedad, en los gallineros para aumentar, pensaban ellos, la fertilidad de las gallinas.

[*] De incisiones en cráneos, se puede pasar sin inconveniente a incisiones en piedras. Vimos incisiones de expresión artística y de ejecución técnica asombrosas en su simplicidad, en cantos rodados de basalto.