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Así como las entrevistas formales, estos contactos impromptu tienen un interés para nosotros, porque nos dan una percepción adicional de una sociedad.

Aquí, en la Argentina, al principio, nos sorprendió bastante un rasgo psicológico de la gente, pero eventualmente le encontramos una explicación.

Resulta que, con un vehículo como el nuestro, ostentando un cartel de medio metro diciendo "Argentina", y una inscripción de cinco metros diciendo en castellano "Primera Expedición Pan Americana Integral", la gente automáticamente nos toma como si fuéramos necesariamente Vespuccianos, y, más de una vez, empezó a hablarnos en un inglés desde laborioso a totalmente fluido. Primero, nos sorprendió; luego, nos enojó al punto de decirles a varios de ellos, sin buscar palabras, que era una burrada empezar a hablar inglés con estos carteles a la vista; finalmente, nos imaginamos un porqué, y así nos fue confirmado por varios contactos posteriores, cuando, en vez de enojarnos, comentamos el tema con esos anglófonos voluntarios.

En el marco de referencias de un Argentino, simplemente no cabe la noción de que podrían estar haciendo lo que estamos haciendo otros que Vespuccianos o, cuando mucho, en un alarde de amplitud mental, alguna otra gente de tez clara como podrían ser algunos Europeos de la mitad de Europa hacia el norte.

Cuando comentamos el caso con nuestros subsiguientes anglófonos hipnotizados, algunos se envolvieron magníficamente en un patriotismo ofendido, negando nuestra interpretación de la psicología, pero otros nos dieron la razón, que, efectivamente, así estaban condicionados ellos.

En otros países, donde evidentemente no calzamos étnicamente en el ambiente, y más cercanos de Vespuccia, se entendía fácilmente, pero aquí, en la Argentina, parece conformar ello un caso psicológico de autosubestimación, no sabríamos decir si limitada, como de sociedad, o más amplia, como de raza.

Otro rasgo muy llamativo de los Argentinos es que parecen no tener interés en sí mismos. En total contraste con el norte del continente - donde tantas veces nos encontramos en apuros porque la gente, en vez de preguntarnos sobre los propósitos de esta Expedición, o quizás alguna impresión general sobre su país, nos preguntaba cómo nos parecía precisamente su pequeño pueblo, y nosotros no sabíamos muy bien qué contestar decorosamente - aquí, hasta ahora, ningún Argentino tuvo la curiosidad de enterarse de nuestras experiencias e impresiones hasta ahora en su país.

 Y ahora, unas palabras sobre el arte de complicar la vida.

Resulta que, dentro de cinco meses, vencerá el registro de manejar que el chofer de la Expedición tiene de Virginia. Felizmente, se puede renovar ya, y se puede renovar por correo.  Basta con mandar un formulario llenado por un >>>>>>>>